Midsommar se estrena en España el 26 de julio de 2019. El film está dirigido por Ari Aster y ha dado pocas pistas sobre su argumento y, más concretamente, sobre la comunidad de los Hårga, cuyos rituales ancestrales parece que van a poner en más de un aprieto a los protagonistas.
El film está protagonizado por Florence Pugh (Lady Macbeth, ‘La chica del tambor’), Jack Reynor (Detroit, Sing Street), Will Poulter (saga El corredor del laberinto, ‘Black Mirror: Bandersnatch’), y William Jackson Harper (‘The Good Place’) entre otros.
Con el fin de profundizar más sobre la oscuridad de Midsommar, el director Ari Aster nos presenta el mundo de los Hårga.
MIDSOMMAR: EL MUNDO DE LOS HARGA
Midsommar fue rodada en el verano de 2018 en un entorno rural de las afueras de Budapest (Hungría), que sustituía a la remota Suecia por cuestiones logísticas y por un mejor acceso a la luz solar. Al igual que en Hereditary, Aster ha vuelto a construir una elaborada escenografía desde cero, incluyendo el plato fuerte de la película, la aldea de los Hårga, concebida junto con el diseñador de producción Henrik Svensson.
«Me pareció que era importante que el público pudiera ver distintas partes de la aldea en cada toma, como si realmente estuviera de celebración con los Hårga», dice Aster. «Quería que la geografía de la aldea fuera algo que los espectadores se conocieran al dedillo al final de la película».
Tras buscar inspiración en la Suecia rural, visitando sus típicas granjas, Aster y Svensson exploraron Hungría durante varios meses, rastreando un campo tras otro en busca de una localización que pudiera acoger una aldea rural bañada por el sol y que al mismo tiempo estuviese convenientemente rodeada de árboles y montañas. Aster, que es un planificador muy meticuloso, ya había diseñado todas las tomas y planificado la distribución entera de la aldea antes de que, a principios de 2018, él y su diseñador de producción encontraran finalmente el lugar perfecto a unos kilómetros de Budapest.
Para entonces, Svensson llevaba implicado en el proyecto casi cinco años, expandiendo la biblia inicial antes de que las cámaras rodaran para incluir intrincados detalles de cada personaje, edificación y traje. Eso ayudó a Aster imaginar una mitología más profunda para los Hårga, incluido su propio lenguaje ficticio, llamado affekt, que aparece a lo largo de toda la película, y en concreto en las escenas rituales.
«Es como una versión retorcida y fantástica de lo que podrías ver y oír en la aldea rural de Hälsingland durante un festival de verano», explica Aster. «Henrik es un tío brillante, cuesta creer que este sea su primer largometraje como diseñador de producción».
A medida que el proyecto se desarrollaba, Aster usó también un alfabeto rúnico exclusivo de los Hårga, que puede verse a lo largo de toda la película en los trajes, las paredes interiores, y en el libro sagrado conocido como el «Ruby Radr», que se convierte en un punto clave de la historia cuando Josh intenta hacer fotos de las profecías esotéricas para su investigación, enfureciendo a los ancianos de la aldea.
«Cada símbolo tiene un significado concreto, y asignamos esos significados a personajes específicos», dice Aster. «En los trajes puede verse una combinación del alfabeto rúnico y del alfabeto affekt. Cuando un personaje madura dentro de la secta, se le asigna una runa específica que se corresponde con su trayectoria personal».
Para los elaborados decorados interiores, incluidos los intrincados murales y símbolos pintados en las paredes de las tres plantas de la barraca y la vivienda de la portavoz matriarcal, Siv (Gunnel Fred), que reflejan la historia y las creencias de los Hårga, Aster recurrió al artista Ragnar Persson, que pintó a mano los diseños antes de que los artesanos húngaros los convirtieran en papel pintado para las paredes.
«En esas pinturas está escondido todo lo que va a pasar en la película, sin dar a los espectadores ninguna pista evidente», explica Aster. «Midsommar contiene muchos huevos de Pascua».
La creación de estas obras de arte requirió meses de trabajo previos al rodaje, en los que Persson pintó al estilo de los cuadros medievales con los que Aster y Svensson se habían encontrado de primera mano durante sus viajes de exploración de Hälsingland, aportando a Midsommar un nivel de detalle muy complejo y simbólico que recuerda a las figuritas de la casa de muñecas de Hereditary, que también apuntaban a elementos clave de la historia. A las afueras de Budapest, Svensson construyó la aldea a lo largo de dos meses antes del rodaje, trabajando a contrarreloj para acabar el trabajo.
«Tuvimos que construir todo sobre pilares, porque las estructuras no podían tocar el suelo», dice Svensson. «En Hungría hay muchas normas, algunas de ellas son fácilmente comprensibles, y otras no. Fue una lucha contra el calendario y contra el clima tener terminadas todas las construcciones antes de que las cámaras empezaran a rodar».
También fue una lucha contra el sol, que impulsó a los cineastas a elegir Hungría para las localizaciones, por delante de la elección más evidente de Suecia, ya que allí tenían más control sobre el rodaje. Las leyes suecas limitan las horas de rodaje a ocho horas al día, lo que limitaba el acceso del equipo a la máxima luz solar posible. Al rodar en Hungría, donde los días eran más cortos, tenían menos control sobre la luz, pero mucho más sobre el paisaje. Encontrar el campo perfecto era lo más importante de todo.
«Cada día, cuando llegábamos a ese campo era como entrar en el mundo de los Hårga», dice Pugh. «Era muy estimulante y útil vivir en medio de todo aquello, hacía la experiencia aún más inquietante. Todo se diseñó y se pintó desde cero, a veces nos escapábamos entre escenas para admirar las pinturas de las paredes». Pogorzelski añade: «Hereditary fue mucho más fácil de rodar, porque podíamos controlarlo todo dentro de un espacio limitado. Antes de rodar Midsommar, solía quedarme en aquel campo durante días y miraba el sol, fijándome en las sombras, en cuándo aparecían las nubes y cuándo la luz del sol empezaba a atenuarse. Eso no se puede controlar, porque el sol no para de moverse, no te espera».
Para mantener la autenticidad, Aster fichó a actores suecos para que interpretaran a los aldeanos Hårga (incluidos decenas de extras) al lado del reparto británico y americano, y a un equipo técnico húngaro. Al igual que su intrincada trama, Midsommar es un mundo densamente poblado.