Nos adentramos en la primera novela sobre El Brujo, personaje creado por el autor polaco Andrzej Sapkowski, que conforma una fantasía adulta con muy pocos rivales a su altura que sepan manejar con tal maestría la espada, la magia y la tinta sobre el papel.
La primera novela de la saga, El último deseo, nos narra las aventuras más recientes de Geralt de Rivia, un brujo que vaga por ciudades en busca de trabajo, siendo su especialidad cazar monstruos, eliminarlos o transformarlos en caso de hechizos.
Un vasto mundo mágico
En El último deseo la narración está formada por capítulos que rompen la continuidad cronológica. Geralt se encarga de un peligroso caso relacionado con una temible estrige, pero sale muy mal parado, por lo que tiene que reposar en el santuario de la sacerdotisa Nenneke. Durante su estancia en compañía de este culto recordará sus aventuras tanto en solitario como con el bardo Jarkiel y presentará a futuros personajes vitales en la saga.
El último deseo entretiene y fascina por el vasto mundo mágico que presenta, mientras que atrae por el protagonista, Geralt, que transmite una personalidad original en el género, sin quitarle ni un atisbo de seriedad al conjunto, que se conforma como una fantasía adulta diferente a la competencia.
Andrzej Sapkowski apuesta por todo un mundo mágico con infinidad de seres sacados de la mitología fantástica. En la primera novela encontraremos a la mencionada strige, a hechizos de monstruos a la luz de la Luna, lamias, basiliscos y gnomos, elfos, genios y diablos… Y por descontado varios enfrentamientos a hechiceros, nobles y caballeros de distinta índole, encargados de defender la ley, ya sea de un alcalde sin cabeza o de una reina temeraria.
Dominio de la acción
Sapkowski demuestra un dominio de la acción, así como prefiere una limitada descripción de situaciones y escenarios, para volcarse en los diálogos cínicos e irónicos del protagonista, así como varios dialectos de personajes que intervienen en la trama.
Su capacidad literaria es plasmada en la capacidad de hacer que el lector visualice cada una de las escenas con una nitidez absoluta, trabajo realmente complejo en el caso de la novela de fantasía. Del mismo modo, sube el tono de la lectura con varios pasajes eróticos, no demasiado detallistas, pero lo suficiente como para dejar claro que El último deseo no tiene nada que ver con cuentos de magia infantiles.
El mejor brujo del género
Al contrario, Geralt de Rivia es un personaje descreído y consciente de la realidad con la que tiene que coexistir, a quien le preocupa hacer el bien, pero también conseguir dinero, comida y un sitio donde descansar. Tiene sus propias limitaciones, no es un héroe imbatible, pese a su dominio con la espada y la magia, pero cuando no soluciona él los conflictos, el escritor es capaz de sacarse algún último recurso de la manga, lo que minimiza en parte el drama o tragedia potencial de la narración, que esperamos esté más acusada en posteriores entregas.
Obviamente, no todo son finales felices, de hecho pocas historias acaban con un destino favorable para todos los protagonistas. Algo chocante al ser muchas de ellas adaptaciones macabras de cuentos populares como La bella y la bestia, Blancanieves y los siete enanitos o Aladdin.
En todo caso, El último deseo es una novela frenética, que se devora tal y como los monstruos de Sapkowski hacen con sus víctimas, un universo mágico, cruel, seductor y realmente atractivo para todos los fans de la fantasía que busquen una propuesta más suave, menos profunda, pero igualmente visual, espectacular y llamativa como la que se presenta en el universo de Geralt de Rivia. Fantasía adulta, al fin y al cabo.