La saga de Los Mercenarios se ha ganado a base de testosterona un hueco como nombre de marca clásico, con el que defiende unos valores concretos como son la presencia de héroes de acción del cine de los 90, clichés narrativos y de guión y una sucesión de violencia gráfica en forma de explosiones, peleas, tiroteos, persecuciones y combates mano a mano. Los Mercenarios 3, sin embargo, no ensalza todos estos valores, aunque sí algunos.
La historia argumentalmente nos permite disfrutar de una mayor cantidad de mercenarios, dado que Barnie deja de lado su anterior grupo para contratar a nuevos reclutas que no les importa morir en una misión suicida: capturar con vida a su eterno rival y co-fundador de Los Mercenarios, Stonebanks.
La fusión de nuevos reclutas con los clásicos conocidos por todos no debería ser un problema, salvo por el hecho de que buena parte de la película olvida el homenaje a los héroes de acción los 90 y su presencia queda mucho más reducida en esta tercera entrega. Todos los protagonistas se lucen con su minuto de gloria, la pega es que la mayoría lo hacen literalmente porque no hay tiempo para más y los héroes más solicitados como Stallone, Statham o Schwarzenegger apenas pueden añarar unos minutos más de metraje.
Mel Gibson, el mejor villano de la saga
Quien mejor parado sale de esta nueva película es Mel Gibson, el villano del film que consigue acaparar toda la atención y estar al mismo nivel que sus compañeros de reparto más importantes. Además, la trama le ofrece la oportunidad de estar más minutos en pantalla y el actor no lo desaprovecha. Es de lejos el rival más peligroso al que se han enfrentado Los Mercenarios y posee una personalidad magnética que todo antagonista debe disfrutar para calar en el público.
Volviendo al argumento, salvo el cliché inicial de la operación de rescate al Doctor (Wesley Snipes), nos encontramos con una historia muy simple, que limita sobremanera los espacios de actuación a apenas 3 ó 4 escenarios. En las anteriores entregas teníamos la oportunidad de aventurarnos en países desconocidos o inventados, con una extensa alternativa de situaciones.
Del mismo modo, los chascarrillos de guión se han limitado al máximo, para poder transcurrir un ritmo equilibrado con la gran cantidad de actores que debía cubrir su escena de forma individual.
Un final apoteósico
Todo en conjunto funciona a la perfección, pero sólo cuando dicho conjunto está formado. Las escenas con grupos reducidos o conversaciones y acciones de 2 ó 3 miembros no llegan al nivel que se exige en un film como Los Mercenarios 3. No obstante, el último tercio de la película con todo el equipo (clásico y nuevo) acorralado en un edificio y asediado nada menos que por todo un ejército de soldados, tanques y helicópteros supera todo lo visto en la saga a nivel de montaje, acción, explosiones y coreografías. Sólo por este momento, típico de un «pegatiros» electrónico que parece no tener fin, la película ya vale la pena. Es un final apoteósico para una saga que no está claro si continuará.
Una de las mayores críticas que se ha realizado a Los Mercenarios 3 es la censura auto inflingida en muchas escenas para acoplarse a la limitación de edad +13. Notamos menos sangre, una visión más confusa de la muerte de los enemigos, en ocasiones incluso fuera de plano, nada de insultos, nada de sexo (nunca lo hubo no obstante) y una clara distinción entre buenos y malos.
Centrándonos ya en la interpretación diferenciamos 3 niveles de importancia y de actuación. Comenzamos con Stallone, Schwarzenegger (pese a su escasa aparición), Statham, Gibson, Grammer y Lultz como los más destacados de todo el grupo, los que mejores escenas disfrutan y quienes más las aprovechan.
En un nivel medio, los actores que han tenido una presencia menor aunque una notable aparición han sido Banderas, Ford, Ortiz, Powell Rousey y Snipes. Por último, también tenemos un grupo de actores desaprovechado o cuya presencia no es demasiado destacable, formado por Lundgren, Couture, Li y Crews, que apenas aparecen en todo el metraje y su intervención es cuanto menos anecdótica.
Como conclusión, creemos que la saga Los Mercenarios debe ofrecer films de los 90 con cierta actualización tecnológica acorde a las nuevos tiempos, sin embargo Los Mercenarios 3 es un film de acción del siglo XXI con retazos de leyendas de los 90. Si no fuera por el final, digno de entrar en la leyenda del cine de acción, estaríamos ante un film aburrido. Menos mal que no es así.