V/H/S (Viral) sólo tiene un problema, que no es una película de terror, pero está enmarcada en una saga que sí lo es y se ha vendido como tal. V/H/S (Viral) es una película de violencia y tecnología, una crítica social actual de la obsesión por la difusión de nuestras grabaciones o por tenerlo todo documentado y, posiblemente, publicarlo a posteriori.
Sin embargo, no encontramos terror en V/H/S (Viral). Hay monstruos, fantasmas, rituales, fenómenos paranormales, asesinatos, gore, sexo a nivel soft e incluso ciencia ficción, pero ni un sólo fotograma da miedo.
En este sentido, si V/H/S (Viral) fuera la primera película de la saga en lugar de la tercera y se hubiera publicitado más como un compendio de cuentos fantásticos al estilo Creepshow que como una antología de terror, que no lo es, su valoración general sería no sólo positiva, sino incluso notable.
Poniéndonos en esta tesitura, aclaramos a los lectores que V/H/S (Viral) no da miedo, por lo que si el interés se limita a ello (algo complicado de creer dado el terror limitado de las anteriores entregas), esta película definitivamente no es para vosotros. Sin embargo, si el género fantástico te intriga, incluso si la ciencia ficción y la tecnología revolucionaria o actual es de tu interés, puede que V/H/S (Viral) te sorprenda más de lo que piensas.
Como en V/H/S y V/H/S 2, todo empieza con una historia central. Al contrario que las otras películas, esta vez es una historia independiente, sobre una furgoneta de helados que circula a toda velocidad perseguida tanto por la policía como por cámaras de televisión y ciclistas que corren tras ella grabándolo todo. Una joven pareja, cuya relación parece haberse complicado sin mayor explicación, sale a la calle por donde va a pasar la furgoneta. El caos se desata a los pocos minutos y comienzan las historias independientes.
Si nos paramos a analizar esta historia denominada Vicious Circles y dirigida por Marcel Sarmiento, encontramos en ella la mayor crítica social a la obsesión de grabarlo todo, pese a que las consecuencias puedan ser fatales, una denuncia que está de rabiosa actualidad en todos los medios. A nivel narrativo, sin embargo, es demasiado incoherente y poco resolutiva. Si bien visualmente está genial, con planos subjetivos y montajes imposibles, así como efectos de violencia devastadores en los protagonistas y el entorno, lo cierto es que se hubiera esperado un mayor trasfondo de la historia, que aglutinara mejor al resto de narraciones. Pero no es así y se queda en oportunidad perdida.
Dante the Great de Gregg Bishop nos muestra a modo entremezclado de documental y grabación en directo cómo un prestidigitador hace uso de una capa mágica que el propio Houdini rechazó por ser demasiado poderosa. Con la capa, el mago es capaz de hacer cualquier cosa, pero a cambio debe alimentarla con vidas humanas.
Entre COPS y X-Men, la historia de Dante the Great es la más fantástica de todas y, al mismo tiempo, la más realista. Tiene tiroteos, enfrentamientos y unos efectos visuales perfectos, además de uno de los montajes más claros por contar con cámaras fijas.
La historia, pese a ser algo previsible, está muy bien narrada y mantiene el interés hasta el último fotograma. Es la única también algo de terror al conjunto, aunque sin demasiado énfasis. Totalmente recomendable.
Nacho Vigalondo nos trae Gorgeous Vortex, un thriller de ciencia ficción y connotaciones sexuales que nos muestra a un científico abriendo un portal interdimensional a un universo paralelo. Como es lógico (según la teoría interdimensional), al mismo tiempo su otro yo está abriendo la misma puerta y, al verse, deciden pasar unos minutos cada uno en su universo.
Las consecuencias de esta acción serán fatales al descubrir que el mundo no es exactamente el mismo en las dos dimensiones y que las relaciones interpersonales también son diferentes. Efectos especiales notables y una atmósfera noventera hacen de esta historia la más interesante de todas, pese a que en su corazón no albergue mayor objetivo que entretener unos pocos minutos. Divertida a su modo, espectacular desde cualquier punto de vista.
Terminamos con Bonestorm, de Justin Benson y Aaron Moorehead. Se trata de la historia más violenta aunque, del mismo modo, menos realista de todas. Unos jóvenes skaters buscan grabarse para conseguir miles, millones de visitas. Para ello necesitan un entorno adecuado y, con mucha confusión, terminan llegando a una vía abandonada que resulta ser un lugar de encuentro para espíritus asesinos. Con forma de esqueleto y una haraposa túnica, los malvados seres atacarán a los skaters, quienes se defenderán con todo lo que pillen a mano.
Curiosamente, como si de un shooter clásico se tratase, los skaters consiguen abatir a prácticamente todo bicho viviente (o muerto viviente) que se les ponga por delante, dejando que la violencia impregne la cámara, con enfoques de primer plano y lejanos combinándose entre explosiones, disparos y golpes contundentes. El terror en esta historia es nulo, el entretenimiento mediano, pero no hay duda de que no encontraremos más violencia en ninguna de las otras historias.
El planteamiento de cada una de ellas no da miedo porque, efectivamente, no son historias de terror. A pesar de ello, la buena factura de casi todo el metraje, así como unas bases argumentales bastante interesantes hacen de esta V/H/S (Viral) la mejor a nuestro parecer, precisamente porque no le exigimos más allá de pasar un rato entretenido con fenómenos fantásticos. Exigirle más supondrá una estrepitosa decepción.
Imágenes: V/H/S en Facebook