El bagage de Arnold Schwarzenegger ha traicionado la promoción de Sabotage, creída por muchos cinéfilos como film de acción cuando se enmarca en el thriller de acción, ligera variante del primero que incluye investigaciones policiales, asesinatos truculentos y conspiraciones imprevistas.
Además de ello, Sabotage tiene sus propios demonios internos como un argumento menos sorprendente de lo esperado, una historia cruda e impactante que puede producir, cuanto menos, estupefacción en muchos espectadores y unas escenas de acción mejorables en su resolución.
La historia nos muestra al grupo de la DEA liderado por John Breacher (Schwarzenegger), especializado en infiltrarse en cárteles de narcotráfico y desmontarlos internamente para, luego, eliminar a todos los implicados en la trama. En una de sus operaciones, el grupo intenta pellizcar 10 millones de dólares del tesoro de uno de los grupos asaltados, pero el dinero desaparece y todos son acusados como cómplices de un maquiavélico robo.
Tras meses de reclusión, acusaciones e interrogatorios, les permiten volver al trabajo sin cargos, pero en la misma fiesta de celebración uno del grupo es víctima de un terrible accidente. Poco a poco irán apareciendo más miembros del equipo muertos y pronto sospecharán de todo el mundo.
Pese al papel de liderazgo de Schwarzenegger, el peso narrativo de Sabotage está demasiado diluido entre el resto de personajes, destacando la fallida presencia de los dos policías encargados del primer asesinato, tanto por su interpretación, como por diálogos fuera de lugar y personalidades trabajadas con incoherencia.
El tándem Arnold y Olivia Williams sí que funciona, por no hablar de la presencia de Mireille Enos, que se come la cámara con su personaje y acapara toda la atención del espectador sobre esta yonki asesina, despiadada y amoral.
Uno de los grandes aciertos son los montajes que el director David Ayer, fiel a su estilo, ha aplicado para aglutinar momentos de flashback en su narración. Muy al estilo SAW, aunque con menos sangre y más acción, el efecto conseguido es sorprendente y altamente satisfactorio. Del mismo modo, las acciones de tiroteos en grupo o las persecuciones con vehículos por la ciudad son tan realistas como llamativos. Sin duda lo mejor de la película. Lástima que el tiroteo final no esté a la altura.
El componente dramático se basa en la torturada personalidad del protagonista al recordar a su mujer e hijo asesinados a manos del enemigo. Por suerte, el resto de personajes también presentan delirios del pasado y en conjunto forman un grupo muy unido, que funciona tanto para la cámara como para el espectador.
A Sabotage sólo le falta una mayor definición. Podría haber sido perfectamente un film de acción, pero el componente dramático no tendría tanto impacto o sentido. Podría ser un telefilme lacrimógeno, pero no queremos eso para Schwarzenegger. En realidad el thriller le va como anillo al dedo, pero si todos los componentes de la investigación criminal (personajes, estrategias, interrogatorios y persecuciones) hubieran funcionado de otra forma, el film tendría una valoración general mucho más positiva.