The Fake es un film de animación obra del director Yeon Sang-ho, dirigido a un público adulto y que sea capaz de enfrentarse a historias duras y tormentosas. En este caso se tratan temáticas como sectas religiosas, estafas, violencia de género y asesinato.
La historia se ubica en un pequeño pueblo de Corea del Sur que está a punto de ser evacuado por una próxima inundación para construir una presa. En el pueblo acaba de llegar un pastor evangelista que parece haber calado bien en todos los aldeanos, pero en esas fechas también regresa Min-chul, un borracho agresivo que acaba de salir de la cárcel.
El destino quiere que la lúcida mente del borracho le haga ver la pantomima que el pastor y su mafioso jefe están tramando para quitarle a los aldeanos todo el dinero de la indemnización, además de todas sus posesiones. Min-chul tiene razón, pero su violenta forma de reclamarla, sus constantes insultos y su indomable presencia convierten cada frase suya en una provocación y cada acto de presencia termina en una pelea. Pero Min-chul no se rinde y demostrará que tiene razón cueste lo que cueste.
El planteamiento de The Fake no podía ser más interesante a nivel ético. El espectador debe hacerse varias cuestiones durante el transcurso de la película: ¿debería demostrar su razón el borracho pese a lo mala persona que es? ¿debería el pastor salvar el alma de todos los del pueblo, pese a su pasado turbulento? ¿deberían los aldeanos salir de su ensimismamiento y darse cuenta de que todo es una estafa? ¿o debería la inundación arrasar con todos estos habitantes por sus continuos errores?
En The Fake no hay personajes blancos o negros (chiste fácil porque es un film surcoreano), pero nos referimos a que todos ellos son grises. Min-chul es una desgracia de hombre que más valdría que nunca hubiera salido de la cárcel, pero con su acción es el único que está denunciando una estafa a gran escala. Claro está que a él le importa bien poco la economía de sus vecinos, lo hace por tener razón. El pastor es un hombre bondadoso, pero esconde en su interior un demonio que ya ha provocado una muerte en el pasado, y podría volver a actuar. La hija es la representación del pueblo, harta de pasar hambre y penuria por culpa de su condición social y, sobre todo, de los maltratos del padre, pero se deja embaucar por el pastor y la creencia en un mundo mejor en el que es preciso comprar una plaza. Su poca iniciativa termina convirtiéndola en una prostituta que representa tan sólo una forma fantasma de lo que ella fue en su juventud. Ni siquiera la posterior revelación de la verdad le da fuerzas, sino que le quita las pocas que tiene.
The Fake es triste, lo son sus personajes, lo es todo el paisaje y el dibujo aplicado de entornos deteriorados, edificios a medio construir y un cielo en constante depresión, acentúan este tráfico sentimiento que acompaña al espectador boquiabierto. Y la razón de tener la boca abierta es la calidad del grafismo, del movimiento de cada personaje, humano o animal, de la resolución de escenas de acción o lo explícito de algunas incómodas secuencias. Junto a ello, un doblaje excepcional añade personalidad a cada uno de los protagonistas.
The Fake es una de las mejores obras de animación que Yeon Sang-ho nos ha ofrecido. Y, además, representa el dilema ético de la razón llevado a su máximo extremismo. Pues, en ocasiones, tener razón no es suficiente. Importa también cómo se demuestra.