En 1974 no existía la saga Halloween, Viernes 13 no estaba vinculada a un asesino con máscara de hockey y Pesadilla en Elm Street no atormentaba los sueños de nadie. Ese año surgió la madre de todas estas películas de terror que mezclan la violencia y la comedia en un incipiente género slasher, La Matanza de Texas.
Como toda buena historia, esta surgió casi de forma anecdótica. Tob Hooper era a principios de los 70 todo un desconocido en la industria del cine, pero contaba con socios y amigos para invertir en una película. El tipo estaba en la cola de una tienda cuando pensó «¿cómo podría abrirme paso en la multitud?» y es cuando se le ocurrió que un psicópata con una sierra mecánica sería tan efectivo en su situación como delante de la cámara.
Con actores medianamente conocidos en Texas y algunos amigos de su agenda, Hooper se enfrascó en un proyecto de violencia extrema que aún hoy por hoy sigue sorprendiendo y aterrorizando a los espectadores.
La película fue censurada en numerosas ciudades del mundo. Reino Unido y Australia llegaron a prohibirla. Y al bueno de Hooper no se le ocurrió una estrategia mejor de marketing que anunciar que la historia estaba basada en hechos reales. Y, pese a que Ed Gein es una influencia directa en la familia que aparece en la película, poco más se sabe de este atroz crimen.
En La Matanza de Texas, Sally Hardesty (Marilyn Burns) y su hermano parapléjico Franklin (Paul A. Partain) acuden con unos amigos al cementerio donde está su abuelo porque oyen en la radio que algunas tumbas han sido profanadas. Tras comprobar que la de su familiar está intacta y sin posibilidad hasta el día siguiente de poner gasolina, los jóvenes se dirigen a su casa de la infancia para pasar el rato.
Cerca de allí, sin embargo, un asesino con una extraña máscara de piel humana y armado con una sierra mecánica, va eliminándolos uno por uno. Lo que no saben los muchachos es que el asesino, Leatherface, es tan sólo uno de los miembros de una familia de caníbales que campa a sus anchas por Texas.
Ver La matanza de Texas requiere actualmente un pequeño esfuerzo por parte del espectador, que consiste en superar los primeros instantes de la película, dado que se nota su ambientación (y, por tanto, calidad de imagen) en los 70. Pero esta sensación cesa en cuanto los jóvenes acogen a un autoestopista que comienza a hacerles la vida imposible. Desde ese momento, la montaña rusa de violencia y locura se mueve a toda velocidad.
La película tiene varios logros, no sólo por ser pionera de este género de terror, sino también por su montaje y narración. Buena parte de la historia transcurre de día, mientras que muchas películas de terror (incluso hoy en día), prefieren la noche como atmósfera casi absoluta para su desarrollo. El día en La matanza de Texas es desolador, asfixiante y solitario, además de testigo del 90% de las muertes que se producen.
Al respecto de ellas, su salvaje presentación ante la cámara juega con la imaginación del espectador. Si una de las jóvenes es colgada en un gancho de ganadería para que se desangre mientras el asesino amputa el cadáver de su novio frente a sus ojos, nosotros como espectadores sólo veremos al asesino mover la sierra y a la chica gritar desde el gancho, pero no mostrará ninguna herida ni ninguna gota de sangre salpicando. Es el efecto de la buena interpretación y una decoración realmente exhaustiva, lo que hace de esta escena una de las más aterradoras de la historia.
Del mismo modo, la película tiene una segunda parte a nivel de narración cuando la superviviente es cazada por la familia y sentada a cenar con todos los miembros. Aquí seremos testigos de la locura, tanto en la interpretación de la actriz como en el comportamiento de todos los integrantes del grupo, siendo al final Leatherface el menos peligroso a nivel mental de todos.
El final, del mismo modo, es algo único. Pese a que todavía no estábamos ante un slasher que dejaba el impacto para la última escena, el espectador termina su «entretenimiento» pensando en la locura que domina toda la cinta y en el terror que, como pocas veces sucede, se le ha pegado a la piel sólo de saber que está basada en hechos reales. Aunque fuera una estrategia de marketing de Hooper, ¿o no lo fue?
Imágenes:The Texas Chainsaw Massacre en Facebook