Recientemente adquirimos la Edición de Coleccionista de Mad Max con forma de Lata de Gasolina y nos ha parecido una ocasión única para ofreceros la crítica de este clásico del cine de acción, con cierto componente post-apocalíptico.
Curiosamente en Mad Max no se habla de un entorno post-nuclear, como en sus secuelas, sino simplemente de una sociedad devastada en la que la tecnología apenas se ha desarrollado y la gasolina se ha convertido en el componente predominante de toda civilización. Las ciudades son más parecidas a los suburbios del Robocop original que a las megalópolis de Juez Dredd. En cuestión de motores, el V8 es el mayor desarrollo al que se ha podido llegar, siendo realmente difícil encontrar nuevas piezas de recambio. Es el anacronismo de dieselpunk visto desde uno de sus principales nacimientos.
Este film de 1981 está dirigido por George Miller y protagonizado por Mel Gibson. En la actualidad su legado, extendido con otras dos entregas, ha llegado hasta el mundo de la literatura y los videojuegos, donde por ejemplo Fallout se convierte en su máximo exponente, aunque se ha anunciado el desarrollo de un videojuego directamente enmarcado en el universo de Mad Max.
En esta época de incierta prosperidad, los habitantes viven atemorizados por los locos y sádicos delincuentes que andan sueltos. Los interceptores son unidades policiales de carretera encargados de pararles los pies, cueste lo que cueste. Uno de ellos es el joven padre de familia Max Rockatansky, el mejor de toda la Central y una persona de una estricta moral, que teme volverse tan loco como los delincuentes a los que persigue, de los que tan sólo le separa una placa identificativa.
Uno de estos fugitivos es el Jinete Nocturno, que tras su devastador paso por varias ciudades, termina en un desenlace fatal de su persecución. La banda a la que pertenecía, unos moteros desquiciados, perseguirán a todos los policías hasta eliminar por venganza a quienes mataron a su compañero.
Sin ser ningún spoiler, es más, añade dramatismo y tensión a la cinta, el espectador debe saber que Max lo perderá todo, su trabajo, sus compañeros e incluso su mujer e hijo, lo que le convertirá en aquello que más había temido, un loco de la carretera en busca de una venganza continua contra quienes le han arrebatado toda su vida.
La edición de Mad Max en Blu Ray que hemos podido disfrutar es bastante decente, pese a que sus extras se limitan a un tráiler original extendido. Pese a todo imagen y sonido lucen estupendos pese a que el metraje original proceda de hace más de 30 años. La película ha envejecido como todo anacronismo de forma estupenda, con cierta reminiscencia a los 70 en vestuario y peinados, pero con un aire post-apocalíptico todavía hoy en día aplicable.
La película sigue siendo considerada de las más violentas y agresivas para el espectador, con gran cantidad de referencias a escenas de desnudos, vejaciones, torturas y un lenguaje de todo menos bonito. La época de Mad Max es un momento de la historia de la Humanidad cruel, sin esperanza y lleno de polvo y olor a gasolina. Y esto lo encontramos en cada uno de los personajes presentados en la película.
Los iconos del film de Miller son prácticamente innumerables. Cada rincón de cada fotograma contiene detalles dignos de analizar, sobre todo para los amantes de entornos destructivos. La central de policía, por ejemplo, se enmarca en un juzgado semi derruido. Los hospitales están vacíos, desvencijados y los recursos son escasos. Los policías combinan el cuero negro con las chaquetas de colores o vaqueras.
Pero sin duda lo que más llama la atención son los vehículos. Desde las motocicletas utilizadas hasta los automóviles vistos en el film son antológicos, destacando sin duda el Pursuit Special negro de Max, que en realidad se trataba de una versión modificada para la película del no menos impactante Ford XB Falcon Hardtop de 1973 en versión GT351.
Mad Max es todo un icono de la cultura cinematográfica, pero lo es más su personaje protagonizado por Mel Gibson que la película en sí. De hecho son sus secuelas (principalmente la segunda entrega de la trilogía) las que son más recordadas y valoradas, al plantear una civilización totalmente perdida a la depravación, el saqueo y la violencia. En Mad Max, sin embargo, sigue habiendo algo de humanidad. Aunque, como le sucede al protagonista, veremos cómo va desapareciendo paulatinamente conforme avanza la trama y la gasolina envuelve todo, lo engulle, lo devora.