Nos encontramos ante una película diferente dentro del género Zombie. A lo largo del tiempo se han ido creando diversas películas sobre zombies: unas más sangrientas, otras con más acción, otras terroríficas y hasta cómicas se han hecho, pero siempre partiendo de la misma base: un virus que arrasa la tierra y transforma a la gente en zombie. Se van contagiando unos a otros y hay un grupo de protagonistas que se dedica a matar a todo zombie que incordie y a sobrevivir en un mundo postapocalíptico. Claro que la cosa va avanzado y han ido saliendo películas en las que ese primer momento de contagio ya se ha dado, y partimos desde un mundo ya contagiado, pero los zombies siguen siendo zombies, y hay que matarlos o huir. También hay otras en las que aparecen elementos paranormales, y hay una mezcla más bien rara. Pero en las que todas están “de acuerdo” es en que no hay cura posible. Sí, siempre se está investigando una posible cura, pero la película termina sin encontrarla, o encontrando una poco eficaz. Justamente, lo que hace diferente a esta “peli de zombies” de las demás, es la tan ansiada cura. Una cura que funciona, una especie de proteína que vuelve a un recién infectado, y por lo tanto zombie, en persona humana, de nuevo. Esta baza es la que utiliza el director español Manuel Carballo, para guiar esta trama. De esta particularidad viene el término “retornado”. El largometraje es una coproducción española-canadiense, que se estrenó en 2013, y ha cosechado críticas, más bien, positivas.
Partimos de un mundo ya infectado, sí, pero hay cura para este tan temible virus. Aquellos recién infectados tienen posibilidad de curarse si acuden inmediatamente a un centro donde se le suministrará una proteína. ¿Qué dónde está la trampa? Pues en que esta “enfermedad”, por llamarla de alguna manera, es crónica, y si el sujeto en cuestión no toma diariamente la proteína, será otro zombie más. Todo se va al traste cuando esta cura empieza a escasear. Ahí empieza todo. Y no satisfechos con esto, encontramos a un grupo anti-retornados. Para ellos, el “retornado”, es una persona peligrosa, ya que, en el caso de saltarse tan solo un día el tratamiento, se transformaría en un peligroso zombie que pondría en peligro a los demás. Así que tenemos a la sociedad dividida. Además de todo lo que carga encima la persona retornada, tiene que llevar consigo, para más inri, una documentación donde queda acreditada su condición de retornado. Una forma de poner en alerta a los demás. Una forma de discriminar a la persona.
No se trata de una película ni mucho menos de acción, si no, más bien, de un drama. Aunque la película tarda un poco en arrancar y coger ritmo, al final vale la pena. Vale la pena por ese intento de hacer de lo trillado, algo original. Vale la pena porque es una historia interesante, con giros inesperados. Una historia bien construida, aunque partiendo de esa idea, se podría haber explotado algo más.
Si le tengo que poner una pega, aparte de ese arranque algo lento, es la actuación de la protagonista, Emily Hampshire, que encarna a Kate. En momentos de tensión y drama se le nota algo forzada. En general no me convenció su trabajo.
De todas formas, esto no emborrona para nada el resultado final. Un resultado más que aceptable para una película que pretende coger un tema tan trillado, y darle un toque de originalidad.