El comienzo de 300. El Origen de un Imperio deja bien claras sus intenciones. Básicamente muestra al espectador escenas similares a la original como diciendo “Esto es lo que hicimos, ¿recuerdas?” y a continuación le grita al espectador: “¡Y esto es lo que te ofrecemos ahora!”.
Sin duda, 300. El Origen de un Imperio será recordada como una de las mejores secuelas jamás realizada, que supera con creces a la primera parte (que en realidad no es tan anterior) tanto en espectacularidad como en violencia, sangre y sexo.
En esta nueva entrega de la lucha entre los persas y todos los pueblos griegos, seguiremos a Temístocles (Sullivan – Banshee – Stapleton), quien conoceremos como el artífice detrás de todo el odio persa, unificado en la menuda Artemisia (Eva Green y sus sensuales 167 centímetros), que manipulará la mente de Jerjes y a todo el pueblo persa en busca de una venganza personal contra todos los ciudadanos de cualquier estado-ciudad de Grecia.
Noam Murro ha mantenido en parte el estilo implantado por Zack Snyder en la Batalla de las Termópilas, aunque encontramos menos momentos con efectos de lentitud escénica en acción, lo que nos parece todo un acierto. El hecho además de que todas las batallas sean principalmente en mar abierto, ofrece unas posibilidades casi infinitas, que mantienen la estructura de la película 300. Los persas, liderados por la comandante Artemisia, enviarán avanzadillas con el fin de destrozar a los persas, pero los ardides de Temístocles les pararán los pies la mayor parte de las veces… hasta que Artemisia se ocupe personalmente del asunto.
Paralelamente a esta historia, Leónidas está luchando junto a 300 valerosos guerreros apenas a unos kilómetros de distancia y Jerjes utilizará su victoria para arrasar Atenas en una impactante escena de caos y destrucción.
Los protagonistas de la primera parte aparecen aquí meramente como comparsas de la historia, siendo la reina Gorgo de Esparta la que más protagonismo tendrá y de quien nace el discurso que narra la historia que vemos en 300. El Origen de un Imperio.
Los saltos narrativos también nos llevarán al pasado de Jerjes y al pasado de Artemisia, para conocer los sucesos que unieron a ambos en la lucha contra los griegos y que los convirtieron en lo que son.
Seguimos ante una avalancha de efectos especiales, especialmente bien tratados en lo referente a combates entre diferentes unidades navales, así como por supuesto acciones con flechas, lanzas, escudos y espadas, siendo las animaciones por ordenador de la sangre y algunos movimientos de los personajes lo que menos agrada, tanto por su artificialidad en la presentación como por su falta de movimiento realista.
Eso sí, el espectador disfrutará de unas dos horas de violencia extrema con amputaciones, explosiones y enfrentamientos impresionantes, además de mucho más sexo que en la primera parte, destacando un “acuerdo de paz” que Artemisia y Temístocles negocian poniendo caliente al personal.
Obviamente la pregunta que siempre se hace a una secuela es inevitable. ¿Es 300. El Origen de un Imperio mejor que 300”? Pues lo cierto es que sí. Y la explicación de este razonamiento es que en la historia general es más importante la participación de los persas que la anécdota de Leónidas y los espartanos en las Termópilas, por muchas consecuencias que ésta tuviera.
En la banda sonora encontramos temas épicos que están causando furor entre los fans, escudados por el famoso War Pigs de Black Sabbath para los títulos de crédito, toda una oda a la masculinidad y la testosterona.
Y es apropiado hablar de estos dos conceptos, dado que se ha reducido soberanamente el sex appeal de los guerreros mostrados en pantalla. En primer lugar algo lógico dado que esta vez la historia no se centra en unos ciudadanos soldado sino en lo que eran filósofos y granjeros, ahora convertidos en guerreros. Por otro lado, las críticas de la primera película hacia una muestra varonil exagerada y desproporcionada, podría haber motivado cierta reserva en este sentido.
La tradición histórica, por su parte, queda finalmente olvidada con apenas un par de coincidencias que sí sucedieron en la realidad, como el hecho de que Artemisia participara en la batalla de Salaminas, aunque con una clara diferencia en el resultado.
300. El Origen de un Imperio es una película para entretenerse sin hacer caso a la historia, sin exigir ningún tipo de realismo en la presentación y, tan sólo, para disfrutar con un género como el de la épica, que tan pocas sorpresas agradables nos proporciona.
Aunque el director de esta película no es el mismo que el de 300, creo que hizo un excelente trabajo, ya que respeto muchos aspectos, 300: El Origen de un Imperio superó las expectativas de muchos, me agradó que Noam Murro desarrollara la historia de esta segunda entrega de 300 en el mar, eso le dio mucho dinamismo a la trama.