Lo que deberías saber de los zombies en Guerra Mundial Z

Sin duda la parte más fundamental de Guerra Mundial Z son los propios zombis. El director Marc Forster nos explica sus principales retos a la hora de abordar la presentación de los muertos vivientes en la película.

“Últimamente, con las películas de zombis, todo el mundo se remite a las de George Romero, porque son muy emblemáticas. Hace poco, ha salido ’28 días después’ y cosas parecidas. Así que, como realizador, uno intenta siempre hacer algo nuevo y diferente, aunque se esté trabajando en el marco de su historia. Y eso es lo que hemos intentado hacer con esta. Hay ciertos elementos clásicos de los zombis que hemos incluido, pero sus movimientos y sus motivaciones van a ser diferentes”, dice Forster.

Teoría del enjambre
Concretamente, los realizadores basaron su comportamiento en la “teoría del enjambre”, una pauta de movimientos que se ve en la naturaleza y en la que él hizo hincapié antes incluso de que esos seres bastante antinaturales aparecieran en pantalla.

“Es la forma en la que se mueven juntas las aves, las hormigas o los peces. Hay casi una ‘inteligencia de enjambre’ en ella. Me pareció que sería interesante ver a esos zombis, que no tienen inteligencia puesto que son muertos ambulantes, reaccionar con esa mentalidad de enjambre. No hay una verdadera dirección, puesto que los zombis son los no-muertos. Pero en conjunto, hay una consciencia inconsciente”.

Lo que más miedo da son los zombies inactivos
Cuando se mueven a ese ritmo frenético es cuando los zombis son más peligrosos, sin embargo, no siempre son agresivos. En “Guerra Mundial Z”, las mejores pero aún así terroríficas imágenes que vemos de los zombis son cuando están inactivos.

“Cuando no se les provoca, están paralizados, son lentos y vagan sin rumbo. Cuando comienza el frenesí alimenticio, es casi como un tiburón al olor de la sangre. En el momento en que detectan que hay algo a lo que atacar, se lanzan a por ello. Y que dejamos claro muy pronto que les aturde el sonido”, dice Forster.

Un Apocalipsis Zombie que podría suceder
Los realizadores crearon consciente y deliberadamente un “contexto” creíble para el comportamiento de los zombis, y para hacerlo, al igual que Gerry, comenzaron por sus orígenes.

“Gran parte del trabajo consistió en compaginar nuestra mitología zombi con la ciencia. Contratamos a diversos asesores que nos hablaron de todo, desde enfermedades infecciosas hasta el comportamiento de las colmenas, pasando por los mecanismos psicológicos de defensa. Cómo se protegen las personas y los animales contra un parásito, por ejemplo, y cómo sobreviven. Nos pareció mucho más interesante vincular nuestros zombis a la realidad lo más que pudiéramos, sabiendo perfectamente que no son reales. Y el segundo paso fue averiguar cómo expresar eso. Una vez que uno se ha metido en esa dinámica de pensamiento, se abren muchas otras puertas. Está el zombi que se acaba de convertir: ¿Cómo es en realidad la conversión?¿Cuánto tiempo dura? ¿Con cuánta rapidez se convierten en alguien distinto? ¿Hace falta provocarles para que lo hagan? ¿Cuáles son las condiciones que les provocan? ¿Qué aspecto tendría alguien que lleva una hora siendo un zombi comparado con alguien que lleva siéndolo un mes? Y luego está obviamente la cuestión de la velocidad. Históricamente, los zombis son lentos. Pero nosotros queríamos tanto zombis lentos como rápidos, porque las diferentes circunstanciales medioambientales de nuestra película lo permitían”, dice Gardner.

Coreografía Zombie
Para crear la legión de zombis, el equipo recurrió a una combinación de efectos y artistas: bailarines, especialistas, protésicos, maquilladores, efectos generados por ordenador y movimientos de cámara meticulosamente coreografiados. Y cada zombi no era el mismo de una escena a otra, cada uno tenía su propio baile, diseñados por la coreógrafa Alexandra Reynolds.

El primer humano al que vemos sucumbir bajo la infección zombi está interpretado por el especialista en movimientos Ryen Perkins-Gangnes. “Estudié cómo empieza a moverse la gente cuando tiene un ataque epiléptico, y basamos en eso la transformación de humano en zombi. Ryan es un artista del movimiento increíble, y fue muy bueno transmitiendo ese movimiento de contorsionista, que era literalmente todo suyo. O sea, le añadimos venas reventando y vemos cómo le cambian los ojos mediante efectos generados por ordenador. Los ojos eran muy importantes para mí, pensé que una vez que los ojos habían cambiado, la persona era realmente un muerto viviente”, dice Forster.

Los futuros zombis comenzaron a aprender sus coreografías en talleres durante la pre-producción en donde asimilaron muchas influencias, desde insectos hasta perros policía pasando por la interpretación de Javier Bardem en “No es país para viejos”.

“Empezamos por intentar averiguar la mentalidad de los zombis, así que pensamos en películas con personajes que no tienen ninguna humanidad. Pensamos que el personaje de Javier Bardem en “No es país para viejos” daba una sensación interesante. Así que pasamos mucho tiempo intentando recrear lo que se debía sentir siendo él, para que el movimiento saliera desde dentro. Alex trajo también muchas imágenes de insectos alimentándose, lo voraces e implacables que son, y cómo su ritmo puede pasar de ser muy rápido a ser lento, y luego rítmico y nuevamente rápido. También trajo vídeos de los perros de la policía israelí, la forma en la que hacen presa con sus mandíbulas, cómo se agitan sus cuerpos y se retuercen todo el rato sus espinas dorsales. Así que nos convertimos en esta especie de criatura parecida a un insecto de potentes mandíbulas, desprovista de toda humanidad y de sentido del futuro o del pasado, atrapados simplemente en el momento presente”, explica Perkins-Gangnes.

Alexandra Reynolds trabajó también con el director de animación Andy Jones y su “troupe” de zombis para investigar y refinar sus movimientos. Realizó una extensa y ecléctica labor de documentación para coreografiar sus horripilantes bailes.

“El guión tenía una imaginería increíble que me inspiró mucho. Quería conseguir un efecto que fuera visceral y real, y que siguiera el ritmo del héroe y del público. Le eché un vistazo a algunas revistas médicas de la época victoriana. Examiné la manera en que el cuerpo puede entrar en estado de shock y de parálisis. Todo el tiempo buscábamos algo que ya no se reconociera como humano, pero que siguiera entrando en el terreno de lo posible. No quería perderme en fantasías, quería que fuera mucho más siniestro que eso. La intención de Marc era que los zombis fueran únicos y diferentes, y me pidió que improvisara y experimentara para encontrar ese nuevo lenguaje”, explica.

La moda Zombie
La diseñadora de vestuario Mayes Rubeo también contribuyó a ese “nuevo lenguaje” con la idiosincrática estética de cada zombi.

“Queríamos mostrar el proceso de transformación de humano a zombi a través del vestuario. Nadie tiene el mismo mordisco, ni nadie ha sido herido o traumatizado de la misma forma. Si te fijas en todos los zombis que tenemos, cada uno lleva un diseño específico, incluyendo el desgaste de su vestido, el estado de su ropa, la cantidad de sangre. Queríamos retratar a cada uno de ellos como individuos en distintos grados de la epidemia. Todo fue idea de nuestro director Marc Forster, que está al frente de esta operación zombi”, explica Rubeo.

Toda esa atención a los detalles se revela a menudo en horripilantes y gigantescos barridos de cámara, incluyendo una imagen terrorífica de los zombis subiéndose unos encima de otros para escalar una muralla “inexpugnable”. Forster recurrió a menudo a estos barridos y evitó los cortes rápidos y los planos temblorosos.

“Algunas películas se prestan a un estilo de cámara y de montaje más frenético. En esta, decidimos hacer unos movimientos de cámara más estables. La idea de tener a miles de zombis intentando escalar una muralla mientras los helicópteros les disparan, creo que esas secuencias han sido sumamente bien ejecutadas”, dice Ian Bryce.

De hecho, además de los movimientos tradicionales de grúa, helicópteros auténticos dispararon contra los zombis, aunque no con balas.

“Hicimos un montón de tomas en helicóptero en Malta”, dice Bryce. “A veces uno tiene que meterse en un helicóptero para captar la escala del plató”.

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