En 1999 Jim Levenstein (Jason Biggs) se hizo famoso por tener una desastrosa relación sexual con una estudiante de Europa, vista por cam por todos los alumnos de su instituto.
En 2001 protagonizó la escena más avergonzante en la que un joven adolescente podría verse envuelta. Confundió el tubo del lubricante con el del pegamento. ¿Recordáis verdad?
En 2003 se casó y debía mostrarse con más seriedad, algo que no consiguió tras afeitarse el vello púbico junto a un respiradero, llenando toda la tarta de novios de sus partes más íntimas.
En American Pie: El Reencuentro, el nivel estaba alto. Junto a Jim, sus viejos colegas habían formado un círculo muy estrecho de actores de comedia escatológica de la mayor calidad. Así que esta cuarta parte debía ser todo un homenaje a la saga y además debía contener escenas sorprendentes para no ser tachada de “repetición”.
La historia se centra en la fiesta conmemorativa de la clase del 99 del Instituto, a la que son invitados todos los alumnos, ya famosos iconos de la comedia adolescente. Como calentamiento previo, los 4 protagonistas deciden quedar antes en el pub de siempre para celebrar el encuentro. Ni qué decir tiene que la cosa se desmadra.
Los años han pasado y todos han adquirido nuevas responsabilidades o tienen un pasado que hace mella. Jim está casado con Michelle (Alyson Hannigan) y tiene un hijo, lo que ha disminuido considerablemente las ocasiones íntimas entre los dos. Kevin (Thomas Ian Nicholas) trabaja en casa y se encarga también de todos los quehaceres cotidianos, está casado y disfruta con su mujer pasando las horas viendo programas de televisión. Oz (Chris Klein) se ha convertido en un famoso presentador de deportes, aunque la gente lo conoce más por su avergonzante participación en un reality show de baile para famosos. Finch (Eddie Kaye Thomas) asegura haber estado viajando por Sudamérica de aventura en aventura. Mientras tanto, Stifler (Seann William Scott) es el que más anclado está en el pasado. Soberbia es su presentación en la oficina, que quien tenga buena memoria la podrá asimilar, con escenas totalmente idénticas, a su primera aparición en una fiesta en su casa. Todo un homenaje a los fans. Ahora, sin embargo, ya no es el gran Stif Master, sino el ayudante del jefe, un tipo que no duda en pisotear a Stiff para conseguir sus propósitos.
La reunión se celebra y, una tras otra, se suceden escenas previstas, algunas sorprendentes y todas bastante incómodas a la vez que graciosas. Tendremos varias fiestas, como antaño, de día y de noche. Habrá nostalgia por los tiempos pasados, con la aparición de personajes emblemáticos, y también esperanza con los nuevos fichajes, un montón de chavales y chavalas que les recordarán cómo eran ellos a su edad. Tanto que incluso habrá líos de cama con gran diferencia de edad, y peleas al estilo más salvaje.
La recuperación de Oz y las escenas de Kevin son, como siempre, las que contienen mayor dramatismo. Mientras tanto, Finch pasa algo desapercibido como en el resto de entregas, aunque con el agravio de que en esta cuarta parte sus apariciones son menos graciosas e influyentes. Stiff y Jim soportan el mayor peso narrativo. El primero crea las escenas más graciosas de todo el film, mientras el segundo es el más escandaloso ante la pantalla. Juntos tienen una química perfecta y conducen la saga a un nuevo nivel. Y sí, estamos hablando de escenas vergonzosas. Algunas tan brillantes y bestiales como Jim totalmente desnudo y de resaca en la cocina, Stif defecando en la cerveza de sus enemigos o Jim y Michelle vestidos de pareja esclavo-Ama pegándose con otros adolescentes en medio de un fiestón. El resto, os aconsejamos que no os lo perdáis… ni siquiera la última frase (una de las mejores de la saga)!!
Valoración: 7,5/10
Lo mejor: Jim y Stiff como personajes siguen estando al mejor nivel. El ritmo de comedia es constante, sin decaídas.
Lo peor: Algunos personajes están más desdibujados de lo normal. Se ha perdido cierta originalidad tras tantos años con nuevas entregas.
Alternativas: “American Pie” lo inició todo, es un clásico, una obra de culto y un film imprescindible.