Esta crítica está escrita con el fin de valorar Prometheus dentro del universo Alien, su vinculación final con el mismo y la labor que Ridley Scott y el resto del equipo han desarrollado. Con el fin de explicar muchas preguntas que la saga nos deparaba, la crítica puede contener spoilers para aquellos que no hayan visto la película. Si prefieres leer nuestra valoración sin perderte ninguna, te sugerimos nuestra crítica sin spoilers.
Ridley Scott, el padre en grandes rasgos del universo Alien, dijo en unas declaraciones que deseaba retomar su creación para seguir expandiéndola. En varias ocasiones indicó que podría considerarse una precuela de Alien, pero que iba a enfocarse principalmente en los Space Jockeys, su naturaleza, su declive y la relación que nos unía con ellos.
Pero realmente lo que todos los fans queríamos es volver a ver a los Alien aunque fuera desde su nacimiento, con Ripley o sin ella. Todos los fans lo sabíamos. Ridley Scott lo sabía. Y si existe algún Dios que crease a los Space Jockeys, también lo sabía. Porque quien nos creó a nosotros es lo que se intenta averigüar en Prometheus.
Es el año 2083 y, tras varios descubrimientos arqueológicos, unos científicos parten en busca de un planeta que parece ser el origen de unos seres que vivieron con nosotros hace miles de años.
Tras las probables negociaciones con la compañía Weyland, parten en 2091 y en dos años, previa criogenización de sus ocupantes, llega la nave de reconocimiento Prometheus a su destino.
Nada más comenzar sabemos que estamos en el universo Alien. Las letras del film se nos muestran igual que en la película de 1979, se nos informa de igual forma de la tripulación, origen y destino y como en la obra de culto que originó todo esto, en poco tiempo ya hemos llegado a una superficie y estamos investigándola, sin preámbulos innecesarios.
Pero no esperamos ver una invasión Alien nada más llegar. Con una escena tan bella como dramática, en los primeros segundos del film Ridley Scott nos muestra su propósito filosófico respecto al film. ¿Quién nos creó realmente? ¿Por qué estamos en la Tierra? ¿Y cuál es nuestro propósito de existencia?
A partir de aquí, el director aprovecha el universo ya creado por él para realizar efectivamente una precuela muy a la altura de las expectativas, superándolas incluso, pues crea ramificaciones imprevisibles que podrían dar para varias sagas paralelas, al estilo de lo que se ha desarrollado con el tiempo con el universo Star Wars.
Gráficamente la película es bella como pocas. De tonalidades oscuras y azules, colores fríos y muchos entornos subterráneos, Prometheus es una digna revisión de la saga que, curiosamente, enmarca toda la trama tan sólo en una pista de aterrizaje y en el interior de una nave alienígena.
Los efectos especiales desarrollados por el equipo de Scott son totalmente innovadores. Conforme avanza el equipo de investigación, descubrimos una sustancia gelatinosa creada específicamente para esta película y que descubrimos con gran asombro, que se trata del mecanismo de transporte del ADN de Alien original para mezclar con especies autóctonas con el fin de eliminarlas. Si no sabes por qué los Space Jockeys cultivaban esta ingeniería genética para conquistar mundos, os recomendamos nuestro reportaje “Prometheus y los Space Jockeys”.
Efectivamente, el planeta al que llegan es el mismo que el de Alien. El 8º pasajero. Sólo que es un planeta menos inhóspito de lo que será en el futuro, aunque igualmente irrespirable para el ser humano.
No obstante, si contraponemos los primeros minutos de una y otra película, nos encontramos con una encrucijada en la presentación de los personajes. Uno de los puntos flojos que se le atribuye a Jon Spaihts y Damon Lindelof, este último precisamente por su trabajo en Perdidos donde sucede lo mismo, es la construcción de personalidades poco trabajadas. De todo el grupo de Prometheus, la científica Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) es la que presenta mayor interés y una evolución lógica a la vez que interesante. Pero sin duda el personaje más trabajado a nivel de guión es el robot David, espeluznantemente bien interpretado por Michael Fassbender.
Los primeros minutos vemos el interés y la curiosidad como partes de su personalidad no humana, lo que hará avanzar la trama de forma constante y es quien, directa o indirectamente, provoca los hechos que podemos disfrutar en Prometheus y que podremos seguir viendo, si Scott y compañía quieren, en futuras partes.
El resto de personajes son bastante flojos. Nos pesa mucho informar de la linealidad altisonante de Charlize Terón como la jefa de la nave, poco propio de ella en otros papeles. Del resto nos quedamos con el capitán como el más contemporáneo por sus reacciones y afirmaciones, pero el resto del equipo es muy lineal, aparece en contadas ocasiones y son meras víctimas de los sucesos que les sobrellevan. Los menos exigentes podrán ver en el otro científico y en el alocado geólogo rasgos de los personajes del film al que precede, no en el tiempo sino en la narración.
Como veis, estamos siendo muy exigentes, pero es que estamos comparando Prometheus con Alien el 8º pasajero. Quizás no sea justo, pero una precuela no puede evitarlo y debe atenerse a las consecuencias de su existencia. Una de ellas es también el comparar la tecnología de uno y otro film. Ridley Scott mantiene todas las directrices básicas de sus naves y de los trajes de investigación. De hecho, el 8º pasajero cuenta con una tecnología más avanzada que les permite dar con respuestas con mayor rapidez. Pero el estilo y los efectos especiales son, como no podía ser de otra manera, totalmente innovadores para todo el género de la ciencia ficción.
Es curioso que la descongelación de los ocupantes sea más primitiva y radical que en Alien, pero las normas de cuarentena, el espíritu de los trabajadores por el dinero y las medidas de rangos en la nave son exactamente los mismos. Los humanos no cambiamos con los años al fin y al cabo.
Sin embargo, la composición de galaxias en la conocida estación de mando de la nave de los Space Jockeys, es la más bella creación artística, visual y fantástica que hemos visto nunca antes.
Cambiemos de tercio y abordemos el tema musical. Prometheus es tensa de principio a fin, pero es una tensión constante, fina, palpable y la acompaña una música suave, con leves alteraciones. No hay terror ni sustos sobredimensionados en ella. Es pura Space Opera con tintes filosóficos. El Dolby Digital nos enfrasca en un entorno vacío a la vez que inmenso. Bien estamos expuestos en la superficie o encerrados en una de las dos naves (la de la Tierra o la de los Space Jockeys).
Siguiendo con la tecnología aplicada al film, nos decantamos más por la versión en definición digital que en el 3D, que es bastante chulo pero no está presente en el film al 100%, sólo en determinadas escenas, no por ello justificable el visionado en su versión. Obviamente también va por gustos, pero la belleza visual de Prometheus se oscurece levemente con las gafas puestas, y a cambio disfrutaremos únicamente con los entornos ambientales, estos sí, creados de forma excepcional.
La belleza del entorno, como os indicamos, es digna de admirar. Un auténtico documental de ficción no sólo por el planeta al que se dirige la tripulación de la Tierra, sino también por el comportamiento de las naves. Copio a un compañero de visionado al decir que “parece que las naves pesen de verdad”. Efectivamente, la gravedad se nota como si realmente existiese ante nuestros ojos. El comportamiento de los vehículos, todos ellos creados con una minuciosidad pasmosa, es muy creíble y convincente. De nuevo, equiparamos este desarrollo al universo Star Wars, en el que las naves, individuales y grupales tienen su propio carisma. En Prometheus, o universo Alien, las naves son las más creíbles que se han creado sobre todo en movimiento, uno de los más comunes fallos en otros films.
¿Y los seres de este nuevo universo cuyo nacimiento podemos ver ahora a pesar de que ya fue narrado en Alien?
Pues los Space Jockeys, jamás vistos en movimiento, aparecen de forma sorprendente en las primeras secuencias del film. Son los precedentes del ser humano, lo que le ha valido a Scott para crear un ser humano gigantesco, blanquecino y con muy mala uva. Efectivamente lo que vimos en otras versiones de estos seres era un casco de estilo elefante. Una pregunta resuelta, aunque muchos ya intuíamos la respuesta oficial.
Vamos a los Alien. Para explicarlo y valorarlo, debemos entender que los Space Jockeys aplicaban ADN modificado que guardaban en unas balizas, sobre ADN de la especie de un planeta con el fin de destruirla y conquistarla. Es decir que eran ingenieros del ADN, una acepción que Elizabeth les otorga incluso antes de conocerlos.
Los Alien, en su origen, son por tanto un arma de destrucción masiva. Como dice muy sabiamente uno de los personajes de Prometheus, estamos ante una base militar de Space Jockeys, porque no son tan estúpidos como para crear armas de destrucción masiva en su mismo planeta.
Encontramos varias alteraciones de Alien a lo largo del film. Una de ellas es la que nos explica este origen líquido de la especie. Las balizas son como barriles de pólvora pero conteniendo algo mucho más peligroso. Cuando se mezcla con cualquier especie, como unos simples gusanos de tierra, la especie evoluciona y se convierte en un ser con todas las habilidades de su huésped, sólo que incrementándolas y dotándolas de cierta semejanza a un reptil. Tienen una larga cola que pueden presionar hasta romper huesos, sangre similar a ácido sulfúrico para evitar amenazas externas y una voracidad y ferocidad limitados a destruir todo ser de cualquier otra especie que se les cruce en su camino. Y Scott los vuelve a desarrollar con extrema precisión partiendo simplemente de unos gusanos comunes alienígenas.
Pero no es el único caso en el que Scott se supera. ¿Podría el creador de una escena tan terrorífica a la vez que espectacular como la del Alien saliendo del pecho de un humano por primera vez, desarrollar algo tan o más impactante? Podemos deciros que en Prometheus, si no consigue superarse, al menos sí demostrar que está al mismo nivel que en años anteriores.
Elizabeth queda embarazada con una mezcla de adn y humano no por incubación sino por el acto corriente de fecundación sexual. Ante el descubrimiento de su estado, totalmente acelerado dada la estructura genética inusual, la científica se practica una cesárea exprés en un módulo de cirugía auxiliar, en la mejor escena de toda la película. La tensión, la crudeza de la cirugía y el espécimen que sale de su especie están al mayor nivel que un film de ciencia ficción podría soñar con alcanzar.
Y existe una última alteración que es más que un simple proceso evolutivo, es la respuesta de Ridley Scott a lo que significa Prometheus. Un Alien proveniente de un Space Jockey gritando con su mandíbula mutada en dos partes nos grita, por si no lo sabíamos, que la saga comienza.
Obviamente, viendo todas las alteraciones genéticas en esta película, y partiendo de una supuesta mutación en Aliens vs Depredador, comprendemos que el Alien que conocemos sólo puede ser una alteración de este arma derivado del Space Jockey con el ADN humano. Los Space Jockeys nos crearon y nosotros nos juntamos, esa es la moraleja final.
Lo que Ridley Scott decida hacer a partir de ahora depende exclusivamente de él. Es poco probable que continúe la saga Alien, a no ser que reniegue del resto de films y cree una saga propia. Más lógica sería la continuación de la historia con los Space Jockeys y su vinculación con el ser humano. Incluso podemos soñar con una precuela de Prometheus en la que descubramos qué sucedió realmente en este planeta o, incluso, cómo se creó este arma denominado Alien por nosotros y cuya forma original descubrimos ahora que es un terrorífico líquido oscuro.
Nuestra valoración final es que, si eres fan de Alien, incluso en su versión más acérrima a la saga con cómics de por medio, no quedarás insatisfecho, disfrutarás mucho más de la película y encontrarás tanto guiños de films anteriores como muchas respuestas planteadas en su obra primigenia.
Valoración: 9/10
Lo mejor: La escena de la cesárea, insuperable. El universo que ha consagrado Ridley Scott como propio. Los efectos especiales, mezcla de CGI con moldes, consiguen un equilibrio perfecto.
Lo peor: La poca profundidad de muchos personajes. El alejamiento definitivo del género de terror. Crea más preguntas de las respuestas que da.
Alternativas: En cuestión de belleza visual Avatar cuenta con mayor colorido y variedad en flora y fauna del universo que crea. Si nos centramos en la saga, podemos asegurar que no supera en originalidad a la primera Alien, cuyo visionado tras Prometheus es totalmente recomendable.
Hola, pese a ser cirujano tengo que decir que la escena de la cesárea es lo peor de la película . Carece de detalles técnicos muy groseros y que le quitan credibilidad a tan maravillosa obra. Ejemplo : la escasa antisepsia, la falta de cierre de planos musculares y por sobré todas las cosas una mano mecánica que saca el alíen como sí fuese un juguete de una máquina.
Independientemente desborda de emociones y es una de las más maravillosas obras del género ficción jamás creadas (junto con 2001 y 2010)