Piraña 3D - Crítica
Un fuerte seísmo marítimo deja escapar a unas feroces pirañas prehistóricas que llevaban miles de años atrapadas. Mientras los ascentrales peces empiezan a explorar el nuevo entorno que les rodea, en la zona se celebra la salvaje fiesta de Primavera, a la que han acudido jóvenes de todo el estado. Como dice la mítica frase: «se masca la tragedia».

«Piranha 3D» es un remake gamberro, cachondo y gore, hecho para disfrutar con escenas de chicos y chicas en bikini, fiestas en el lago, pezqueñines de dientes afilados y muchos cameos interesantes.

El primero de ellos el mismísimo Richard Dreyfuss, primer científico que se enfrentó al legendario «Tiburón», que inició todo ésto de las monster-movies con seres acuáticos. Ya mayor, el científico aparece en la primera escena del film pescando en el lago, sin sospechar el terrible desastre que le amenaza bajo el casco de su pequeña embarcación.

Elizabeth Sue deja las aventuras «aventuras en la gran ciudad» para convertirse en una sheriff de muy buen ver aún a sus 40 años, acompañada por el fornido Ving Rhames, asíduo conocido de películas de culto y que no explicará la receta de puré de piraña a base de corte con motor de fueraborda.

Jerry O’Connell, conocido por involucrarse con los chicos de Scream 2 y que esta vez se enfrentará a millones de dientes afilados, en lugar de a un sólo machete, con un papel interpretativo que lo tambalea entre el bien y el mal.

Completa el elenco de actores conocidos el mítico Christopher Lloyd, «doc» de la saga Regreso al Futuro, y que aquí hace de científico y esclarecedor del origen de estos temibles seres.

A los protagonistas se une Steven R. McQueen, más bien sosainas, que no sabemos si se debe a que el papel no daba para más o es que el chico hace lo que puede. Los niños Brooklynn Proulx y Sage Ryan, algo más correctos, tampoco aportan mayor dramatismo ni mayor tensión, como si fuera más políticamente correcto el consumo de drogas, lo desnudos parciales y el asesinato de bañistas en masa, que el poner en serios apuros a unos pequeños.

Los personajes se embarcan a paisajes paradisíacos. Lake Victoria (filmado en Lake Havasu City), ofrece preciosas calas de aguas transparentes y playas fantásticas con ambiente de pueblo turístico. de hecho, contribuye a incrementar la tensión por las pirañas el no presentar ubicaciones que sobrepasen más de un metro el nivel del mar. En casi todas las tomas de la película el H2O está más que presente y, con él, las «fierecillas».

Las pirañas, verdaderas protagonistas del film, son teóricamente una variación prehistórica de la actual Pygocentrus piraya, algo más grande y ancha, pero con unos colmillos mucho más peligrosos, además de un comportamiento extremadamente agresivo y mortal.

Su desarrollo, con ayuda de la digitalización, requirió además un esfuerzo interpretativo para una gran cantidad de extras que, sin ver los pececillos, debían reaccionar con verdadero horror en sus rostros mientras intentaban salir del agua.

El montaje, sin embargo, lejos de terror, crea fascinación en el espectador. Alexandre Aja ha conseguido unas escenas impactantes con desmembramientos increíbles y un estilo de monster movie ochentero plasmado desde la primera toma. Para convertir el terror en espectáculo, se apoya en escenas de jóvenes juerguistas en medio de todo un festival de música electrónica (Public Enemy firma la BSO) y hormonas adolescentes en plena erfesvencencia.

Todo para cambiar de tercio cuando las pirañas entran en acción y son ellas las que celebran un festín. Este «todos en peligro» que recrea Aja, convierte al remake en una obra de culto (se le da bien al tipo como demostró en «Las colinas tienen ojos»), donde nadie está a salvo y las muertes se suceden tan rápido como la velocidad de las pirañas.

Es cierto que la escena del barco encallado con los protagonistas podría haber dado mucho más de sí y que los niños apenas se acercan 2 metros a una piraña, pero no es una película de terror, sino una monster movie con jóvenes de por medio; no es una obra maestra, sino una joya de valor cinematográfico incalculable.

Valoración: 8/10

Lo mejor: Las pirañas, siempre que aparecen no defraudan, montan todo un espectáculo.

Lo peor: La falta de profundidad para ciertos personajes y el desaprovechamiento de algunas escenas para incrementar la tensión.

Alternativas: Para los amantes de las monster movies, llegará pronto Tiburón 3D. La presa, aunque más en tono de slasher en realidad; no olvidéis que Piraña 3D es un remake, la original de 1978 es imprescindible; y, finalmente, para los fans de las pirañas actuales, la secuela ya tiene nombre: «Piranha 3DD«!!!

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