Quiero a este hijo. No quiero a este hijo. Quiero tener hijos, pero no puedo. Puedo tener hijos, pero no quiero. ¿Qué hago con este hijo?
Las consultas que unas empleadas de un centro de planificación social deben atender son de todo tipo, pero con un común denominador: mujeres con un problema, ya sea moral, físico, ético, social o sentimental. Claire Simon ha decidido retratar temas polémicos, controvertidos y muy debatibles, desde la experiencia de unas oyentes, con sus propias opiniones y dudas, pero que sólo pueden aportar a las mujeres que acuden su atención y el consejo más apto en cada caso.
Las hay de todo tipo. Mujeres infieles que no saben de quién es el padre, niñas menores de edad enamoradas de su pareja pero a quien los padres no consienten relaciones sexuales ni mucho menos usar la píldora, alumnas que acuden para saber qué es un preservativo, madres con demasiadas responsabilidades como para empezar con un nuevo bebé.
Todas tienen su historia y explican el comienzo del camino que les llevó a acudir al centro, pero el final nunca es conocido. Algunas terminan abortando, otras teniendo bebés con todo lo que ello implica, unas chicas usan la píldora, otras volverán a olvidarla para ver si se quedan embarazadas…
Las actrices que retratan a las empleadas del centro lo hacen de una forma realista y efectiva. Son meras espectadoras de las historias pero su intervención es, sin embargo, totalmente imprescindible, tanto para ayudar a las jóvenes como para dotar de credibilidad al film. Con un estilo entre documental y cámara en semi movimiento, las escenas transcurren durante dos jornadas de un centro situado en el último piso de un edificio corriente. La realidad se plasma desde la primera escena. No hay prisas, no hay excesos, sin embargo la tensión de las historias refleja la problemática constante a la que una mujer se enfrenta todos los días que se plantea la maternidad. Cada una a su manera, desde luego.
Una joven, sin dinero ni estudios quiere fugarse a otro mundo alternativo con su novio y tener muchos hijos. Una prostituta de cuarenta años, con hijos mayores e incluso nietos, aborta por tercera vez del hombre del que está enamorada porque, sencillamente, es demasiado mayor para empezar de nuevo a ser madre.
El espectador se involucrará en cada caso impotente, pero expectativo, incluso sabiendo que no conocerá el final de todos los caminos. Pero, según su propia moral y opinión personal, estará de acuerdo o no con el testimonio de cada una. También dependerá la edad. Posiblemente las adolescentes más liberales sabrán qué consejo deberían seguir las más jóvenes, mientras que las madres de varios hijos comprenderán las preocupaciones de mujeres con su misma edad y también madres, o quizás comparta la angustia de quienes no consiguen quedarse embarazadas.
Los hombres tampoco se quedan al margen. Aunque pocos participan en el film, tanto ellos como los espectadores masculinos se plantearán dilemas. En la película, los más jóvenes aparecen con mayor torpeza e inexperiencia ante problemas femeninos, mientras el doctor más experimentado los afronta con sabiduría y preocupación personal, pero sobre todo con una seguridad propia fruto de los años de consultas. Los nóveles se preguntarán si las pacientes les hablarán con franqueza o les rechazarán por no compartir el mismo sexo.
Por su parte, un espectador masculino siempre se pondrá en el papel de la pareja que más afín le sea. La joven, la mujer casada, la chica de mediana edad con dudas… Quien haya tenido relaciones habrá estado en situaciones similares y cuanto más cercana es la edad de la actriz que acude al centro y la de su pareja (actual o anterior), más comprenderá la situación o puede que incluso le haga recordar su propia experiencia.
Porque lo importante de Las Oficinas de Dios son las experiencias, su realismo palpable y el gran dilema que representan para muchas mujeres dado que la solución en todos los casos es compleja. Una mujer que acude al centro, no para evitar un embarazo, sino para enfrentarse a él, tiene como opción acoger a un bebé sin pareja, con depresión, con problemas económicos graves o incluso puede que físicos y mentales que le impedirían cuidar del bebé. O por otro lado puede abortar, decisión que algunas toman a la ligera, sin mayor preocupación, otras arrastrando la depresión que estallará cuando todo finalice o hay las que saben que no deben tenerlo, pero quieren tenerlo.
Quiero tener un hijo. No quiero tener un hijo. Un dilema simple de exponer, pero con un mundo a su alrededor de problemas, dudas y preguntas que las empleadas de Las Oficinas de Dios tratan de la mejor forma que saben, escuchando…
Valoración: 7/10
Lo mejor: El realismo de las interpretaciones y de las historias, además cada caso es tratado intensamente por guión y cámara. Escuchar historias engancha.
Lo peor: Su carácter de semi documental y la inexistencia de objetivos pueden echar para atrás a algún espectador que busque principio y final a la narración. Se echa en falta más casos conflictivos y cómo estos podrían afectar a las empleadas. Denotan personalidad y que les importa los problemas pero no vemos casos graves de afectación.
Alternativas: La mujer está siendo recientemente retratada en temas muy diversos. Hace poco con El Cairo 678 se debatía las violaciones y abusos a las mujeres en Egipto. En un tono también de documental destaca Orgasm Inc., sobre los orgasmos femeninos, cómo son vistos por la sociedad y explotados por las empresas.