Arthur es un “mecánico”, eufemismo utilizado para designar a asesinos a sueldos. Es de los mejores y sus trabajos son limpios y efectivos. Sin embargo, todo parece indicar que su mentor, Harry, ha traicionado a la organización, provocando varias muertes de otros asesinos y su enriquecimiento personal. Por esa razón lo contratan para eliminarlo.
En el transcurso de la película, sus pasos se cruzan con los de Steve, el hijo de Harry, impulsivo, desobediente y muy caótico. Arthur decide entrenarlo y convertirlo en su segundo de a bordo. Pero la impetuosidad del chaval lo convierte en un asesino efectivo pero inestable, y hace peligrar muchas misiones por su incapacidad de pasar desapercibido.
Simon West se encarga de hacer este revisionado a la película protagonizada por Charles Bronson “Fríamente, sin motivos personales”, de 1972. En esta ocasión Jason Statham hace de Arthur o, lo que es lo mismo, un Jason Statham básico, sin emociones ni apenas personalidad.
El problema de retratar a un asesino frío y despiadado es la facilidad con la que se puede caer en “robotizar” al personaje. Si bien Statham está en el papel como pez en el agua, carece de la personalidad de otros personajes que han mostrado más valía en la saga Transporter, Los Mercenarios o incluso Crank. Aquí sin embargo, el diálogo prácticamente brilla por su ausencia. Descontando un par de conversaciones entre maestro y aprendiz, el resto de la película podría adivinarse viéndola sin sonido alguno.
Ben Foster hace un mejor papel como discípulo de Arthur, esforzándose en demostrar esa inestabilidad moral, fruto entre otras cosas al buen hacer del director West. Lástima que no se haya esforzado tanto en reforzar la figura de Statham con personalidad propia.
La película es un thriller bastante ligero y fácil de entender, pero con mucha violencia. Sin ser puramente cine de acción, sí es cine palomitero con explosiones de coches impresionantes (abstenerse los que esperéis ver persecuciones por carretera pues apenas hay dos tomas de conducción), disparos efectivos y espectaculares con litros de sangre salpicando los ojos del espectador.
Por esa razón, The Mechanic se queda a medias de una buena película de acción y una buena película de intriga o thriller entre asesinos. Acción la hay, efectiva pero escasa, espectacular pero simplista. Intriga apenas se muestra, todos los misterios son desvelados a la primera sospecha de cualquier posible giro inesperado de la trama. Y como thriller deja bastante que desear. No se explota el entrenamiento entre los dos asesinos, ni tampoco el enfrentamiento. Es como si el ritmo superara al tiempo de metraje, como si no quedara presupuesto para rodar ni una toma más. Todo es explicado rápido, de forma sencilla y es el espectador, si quiere, el que debe imaginar cómo el discípulo se convierte en un auténtico as de las armas de fuego y las peleas cuerpo a cuerpo, cómo Arthur es capaz de enfrentarse a cualquier situación con una anticipación extrema. No hay lugar para las sorpresas ni para los misterios. Se sabe lo que va a pasar, cómo va a pasar y aproximadamente cuándo. Aún así, entretiene. Es fácil pasarse un buen rato admirando el buen hacer de Statham, viendo tiroteos e intentos de muertes imposibles, aunque la sensación de aspirar a más sea constante.
Valoración: 5,5/10
Lo mejor: La acción está muy bien retratada y Ben Foster hace un papelón. Statham apenas muestra retazos de personalidad conservadora en sus escenas caseras, pero como asesino es inmejorable.
Lo peor: La falta de personalidad del personaje principal y la sencillez de la trama.
Alternativas: Como thriller violento con un personaje indestructible, y encima basado en hechos reales, está la esperadísima Kill the Irish Man.