Siglo XVII. Antes de que se inventase la fotografía, un científico llamado Girolamo Fumagalli estaba obsesionado con la idea de reproducir imágenes. El descubrió que asesinando a una víctima y quitándole sus ojos, era posible reproducir en un papel la última imagen impresa en las retinas. Esa técnica tuvo el nombre de ‘tanatografía’ y en la actualidad, ese terrible ritual comienza a producirse en el interior de una escuela internacional de cine.