El slasher siempre es bien acogido. Si es español además llama la atención, no tenemos numerosos slashers en nuestro territorio, es como si todos los psicópatas se encerraran en las fronteras estadounidenses o en países de Europa del Este, a excepción de algún asiático loco.
Además este género tiene una característica entrañable, que demuestra la atracción hacia el mismo. En caso de que sea una película con poco presupuesto, se valora la creatividad del proyecto y las ganas de hacer cine de sus integrantes. Una película de acción con malos efectos especiales es vapuleada al instante. Una novela de ciencia ficción sin presupuesto es cutre hasta decir “basta ya!”. Pero un slasher de bajo presupuesto es atractivo por ver cómo se resuelve cada escena de asesinato.
Xavier Miralles, director de OCHO, es uno de estos cineastas con más voluntad y espíritu que presupuesto para desarrollar un proyecto. Es por esta razón que al film que nos ocupa no se le echa en cara la calidad de imagen en el transcurso de la historia, ni se le exige sobremanera a los actores Rafaela Rivas, Joan Marqueño, Anaïs Pascual, Esther Gómez Re y Alejandro Muñoz. Pero una cosa está clara. Para escribir una historia no se necesita más presupuesto y material que papel y un lápiz. Y Xavier Miralles también escribe esta película. Y Xavier Miralles tiene mucho qué contar.
En OCHO cinco amigos viajan hasta un chalet cerca de la playa, con el fin de pasar unas estupendas vacaciones de verano, aunque al poco rato descubrimos que en el fondo están medio provocadas con el objetivo de que una de las chicas del grupo, Clara, se recupere de algún trauma del pasado que desconocemos.
Al poco de llegar al sitio, son acechados por un asesino totalmente camuflado de pies a cabeza quien, armas punzantes en mano, está dispuesto a acabar con ellos uno a uno.
Xavier ha conseguido coger una historia más que conocida y estirar un poco más la creatividad relacionada a la misma, para sacarle un poco más de jugo. Sus ángulos de cámara, primeros planos y secuencias de ambiente no ralentizan de ninguna manera el ritmo, sino que propician un acercamiento a la personalidad de los personajes, así como proporciona al espectador un enfoque hacia detalles realmente impactantes, dejando el decorado como un agente sin importancia. Entiéndase por “decorado”, elementos tan superfluos como la cara de agonía de una víctima, cuando lo interesante es ver la dureza que le supone dar un simple paso mientras se desangra entrando a la casa.
Por cuestiones del argumento, la trama se centra cada vez más en Clara, con quien aplica un juego de terror psicológico que añade tensión similar a la de algunas grandes producciones. Su huida a través de una carretera sin iluminación es digna de mención. En muchas ocasiones, el fallo de muchos guionistas (y de directores al plasmarlo), es la “tranquilidad” con que los personajes toman una decisión estúpida en una situación que de por sí debería ser desquiciantemente tensa. En OCHO la protagonista debe huir de un asesino estando en pleno camisón y armada únicamente con una linterna de mano. Al ver su frágil situación, decide rendirse y gritar a pleno pulmón que la mate ya, es preferible a resistir la tensión de ser asaltada en cualquier momento. Si nos fijamos en otras sagas de asesinos en serie, pocas veces nos encontramos con una víctima que se rinda a la evidencia de su propia muerte.
Detalles de este tipo convierten a OCHO en una película digna de ver, por su inquietante trama y por las (casi todas) correctas decisiones de sus protagonistas, que hace pensar si en el lugar de ellos se habría actuado de otra manera.
Los escenarios escogidos varían entre la luminosa casa y una guarida del asesino con tonos verdosos y amarillos con retazos quemados, de estilo gore por la cantidad de sangre expuesta y bastante claustrofóbica. En medio nos encontramos con escenarios sin mucha iluminación como es el bar donde los chavales pasan una noche divertida, o los exteriores de la casa. Estos lugares, con una iluminación claramente artificial, restan credibilidad al metraje, si bien no disminuyen la tensión que reproduce la historia en cada momento.
Xavier Miralles ha conseguido crear una historia entretenida y dirigir con destreza a unos actores más o menos nóveles, de los que destacamos Rafaela Rivas y Joan Marqueño, por su convencimiento ante la cámara. Que con más presupuesto este director es capaz de darnos un título de mayor calidad es algo lógico e innegable, el verdadero reto será esperar la próxima historia escrita por Miralles que de verdad nos ponga el corazón en un puño.
Valoración: 7/10 (nivel amateur)
Lo mejor: La historia en principio básica va evolucionando a un estado de tensión altísimo y enrevesado. Las muertes son en varias ocasiones muy originales.
Lo peor: Las escenas exteriores nocturnas son demasiado oscuras y restan credibilidad al trabajo completo.
Alternativas: La película “amateur” por excelencia es Paranormal Activity, si bien el malo recuerda en ocasiones por vestimenta y apariencia al demonio de Jeepers Creepers, toda una obra de culto.
He visto la película y la verdad es que por los pocos recursos de los que el equipo disponía me ha sorprendido mucho. Dentro del género de terror, ocho es una película que no se queda solo en lo superficial, tiene un mensaje, a mi parecer, muy profundo. El ritmo del film es muy bueno y los planos cortos hacen que el espectador se adentre en la historia y sienta las emociones de los personajes. Un trabajo amateur digno de ver, espero ver pronto un nuevo proyecto de este joven director!
[…] es el 2º largometraje del director español Xavier Miralles, quien ya debutó con el slasher OCHO. En aquél entonces, su obra la analizamos como film amateur, dados los escasos recursos […]