Sherlock Holmes: Juego de Sombras
Se dice de Sherlock Holmes que es el primer personaje de ficción que superó en fama a su creador. Arthur Conan Doyle, terminó con las aventuras de Holmes entre otras razones para que sus otras obras no fueran sepultadas por la pasión desbordada que el famoso detective causaba entre sus seguidores. El autor fue presionado de tal manera, que se vio obligado a continuar escribiendo, creando, publicando nuevas historias de Holmes y sus compañeros de fatigas.

Guy Ritchie es un director con estilo propio. Sus primeros films (Lock & Stock, Snatch), tenían todos cierto talento narrativo y un guión tan elaborado y a la vez enrevesado, que las convirtieron en obras de culto a las primeras de cambio. Pero cuando se ha visto en la tesitura de retratar visualmente al detective más valorado de la Literatura, se ha superado a sí mismo y ha alcanzado un nuevo talento artístico. Decorados, maquillaje, vestuario y fotografía son impecables en las dos adaptaciones de Sherlock Holmes, pero en esta segunda parte son sencillamente inmejorables. Revivimos el Londres de finales de siglo XIX como si conviviéramos con su suciedad, su eterna neblina, su espíritu grisáceo y deprimente, es perfecto.

Pero obviamente si la obra de Sherlock Holmes es brillante es por el mismísimo Holmes, quien es retratado por Ritchie como un genio y loco al mismo tiempo, gracias en buena parte al talento de Robert Downey Jr. quien es capaz de encarnar la compleja mente del detective consultor, un cerebro que no para de trabajar, como así lo escenifica con experimentos, teorías, miradas, gestos…

Jude Law es, de nuevo, el mejor Watson que ha existido jamás, muy creíble por su papel de científico, de tirador, pero sobre todo de único amigo de Holmes, por muy duro que suponga serlo. Se mantiene en esta segunda parte a un nivel narrativo de primer papel protagonista junto con Holmes, tanto por historia como por interpretación.

Por su parte, el profesor Moriarty, interpretado por Jared Harris, es un más que digno rival para Holmes, a quien supera en varias ocasiones. En lo que se refiere a su comportamiento ante la cámara, Harris es casi tan adictivo como Downey Jr., muy buen transmisor de sentimientos a través de únicamente su rostro, además de reflejar a la perfección un porte aristocrático mezclado con la mayor psicopatía que alguien pueda imaginar.

Pero los efectos, ese estilo típico de las dos partes y sello inconfundible de Guy Ritchie, en el que nos explica con movimientos lentos las escenas más dinámicas, y en concreto con Holmes nos recrear con anticipación lo que va a suceder, en esta segunda parte está más elaborado y sirve de incluso autoparodia en las ocasiones en que no suceden los hechos como Holmes se esperaba o como cuando pelea mentalmente contra Moriarty.

Aún así, la escena de la persecución de los protagonistas a través del monte, perseguidos por esbirros de Moriarty y por sus proyectiles de rifles y morteros, con el más mínimo detalle de las astillas de los árboles estallando ante nuestros ojos, rozando a los personajes y sonando de fondo una ópera dramática y adictiva, es una de las más bellas escenas de acción que jamás se ha elaborado.

En Sherlock Holmes: Juego de Sombras asistimos al último enfrentamiento entre Moriarty y Homes, seguido de Watson a la fuerza por empeño del enemigo quien no quiere dejar cabos sueltos. Para los no seguidores de las aventuras del detective, la trama puede ser algo compleja no sólo por lo complicado del guión sino también porque muchas características de la leyenda creada por Conan Doyle no son explicadas, más bien se dan por conocidas.

Estamos en los antecedentes a una posible Guerra Mundial. Moriarty se está adueñando de varias industrias que le permitirían el control del mundo entero y el avance imparable de un enfrentamiento entre todos los países del Viejo Mundo. Sherlock Holmes no ha conseguido ninguna prueba real debido al talento del doctor Moriarty, quien no deja ningún rastro de sus acciones. Tras varios meses de persecución y un incremento en las hostilidades diplomáticas, los dos personajes deciden declararse la guerra en la que será su última batalla. Moriarty intentará desarrollar un elaborado plan para provocar la Guerra Mundial, mientras que Holmes intentará demostrar las perversas acciones del profesor y evitar con ello el colapso del mundo entero.

Como decimos, aún conociendo todo lo escrito por Doyle, y descubriendo numerosos guiños a su creación a lo largo del metraje, así como un respetuoso homenaje, lo cierto es que Ritchie nos retrata una compleja red de conspiración mundial que a más de uno desorientará desde el primer minuto al no saber ni qué persigue Holmes, ni qué relación tiene Moriarty ni por qué hay una adivina gitana en medio de todo esto.

Es posiblemente la mayor pega que puede argumentársele a esta segunda parte que, por otro lado, supera con creces a la primera, tanto en presentación como en fondo. Vemos nuevos decorados, nos movemos por París, Londres y Suiza; varios entornos como un club de entretenimiento, una ópera, la central de un grupo anarquista, una fábrica de armamento militar; nuevos e interesantes personajes como el hermano de Holmes, una gitana anarquista, la esposa de Watson que cobra algo más de protagonismo, el propio Moriarty o su lugarteniente, el mejor francotirador del ejército británico, expulsado con deshonor que ahora ejercía de mercenario a sueldo y quien libra una fabulosa batalla de fuego con Watson; los disfraces y experimentos del detective son más elaborados o más descabellados, según el caso; y, hay más de todo, más acción, más misterios que resolver, más desafíos para Holmes y sus amigos y sobre todo, es más entretenida que su predecesora en todos los aspectos

Valoración: 8,5/10
Lo mejor: La representación de la mente de Holmes, la belleza visual en las escenas de acción y los protagonistas, con un gran feeling ante la cámara.
Lo peor: La historia se hace demasiado complicada para seguirla fácilmente, muchos espectadores no sabrán seguir el complicado hilo de deducciones del detective, por no estar mejor explicadas.

Alternativas: La primera parte de Sherlock Holmes es casi tan buena como su predecesora, pero además nos presenta por primera vez a los protagonistas. En series también acabamos de ver nacer a una temporada de capítulos basados en el famoso detective, pero ambientados en la época actual. Su nombre, cómo no, es «Sherlock Holmes«.

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