Los clanes Yakuza constituyen la mafia japonesa, formada por distintas familias que ostentan el poder en la organización. Los Ikemoto y los Murase son dos de estas familias, en principio vinculadas por un pacto de hermandad por el que intentan sacar beneficio mutuo del tráfico de droga en un mismo territorio. Pero el presidente de los Yakuza en la región no está a favor de este tipo de operaciones ni tampoco de la poca rentabilidad de los Murase. Por tanto, exige que ese pacto entre familias desaparezca.
Las dos familias comienzan a enfrentarse por pequeños golpes, algunos malentendidos pero, sobre todo, por la sorprendente capacidad del presidente de manejar a sus hombres como piezas de un tablero de ajedrez, enfrentándolas entre ellas para mantener su poder sobre el territorio.
Engaños, traiciones y matanzas se suceden en “Outrage” con inusitada violencia, teniendo como maestro de ceremonias a Otomo (Takeshi Kitano), brazo ejecutor de los Ikemoto, que se encarga junto a sus hombres del trabajo sucio la mayoría de veces.
Takeshi Kitano en su máxima expresión, como baluarte del cine de Yakuzas, del cine marcado por controversias filosóficas y largas tomas en las secuencias, que permitan al espectador sacar sus propias conclusiones de los sucesos que le abordan.
“Outrage”, no obstante, es incluso más pura y directa que el resto de la filmografía de este director/actor. Es un retrato muy vívido de la vida como Yakuza, sobre todo enfatizando en la parte activa y violenta, dejando a un lado las consecuencias personales y familiares, para enfocarse más a los negocios, pactos y venganzas. Lo más cruel de la mafia japonesa, en su faceta más violenta.
Los característicos montajes del director están patentes en la película, así como el cuidado en la construcción de todos sus personajes. Pero la moraleja final incluso extraída por el propio espectador, pasa a un segundo plano. Kitano quería mostrar a los Yakuza, su fiereza e indomabilidad. Como si de un documental se tratase. Y no hay más conclusión, no hay más verdad que la violencia en su más básico estado. Asistimos a casi dos horas de concienciación sobre el honor, los acuerdos entre familias, las conspiraciones entre miembros y la recuperación del honor.
Los personajes se piden disculpas por estafarse, por pegarse, por dispararse, por arruinarse, por traicionarse, por venderse y por matarse. Es cierto que realizan todos estos actos, pero el motivo es, como sale constantemente en el film, “pura formalidad” entre familias, el honor y el respecto nunca desaparece.
Como es propio de Kitano, la película está tratada con mimo. La muerte de cada personaje supone una gran pérdida narrativa, que pronto se recupera con nuevos fichajes o enfatizando más la importancia de otro miembro de esta u otra familia. Curiosamente, los planos de acción son escasos, pero la violencia no desaparece en ningún momento de la película. Eso sí, los planos explícitos son pocos pero impactantes. Los cortes de dedo, la tortura bucal con instrumentos de cirujía e incluso muchos disparos a bocajarro, son mostrados con duro realismo y un poco de exageración sanguinolenta. Y realmente impresionan.
Tal y como se promete, Kitano está de vuelta, al más puro estilo Boiling Point y Violent Cop. Y parece que vuelve para quedarse, pues está en producción la segunda parte de “Outrage” previsiblemente para 2013.
Valoración: 7/10
Lo mejor: La violencia y el entretejido Yakuza mostrado entre pactos y traiciones.
Lo peor: Es un thriller sobre mafiosos, absoluta y exclusivamente de mafiosos. Si no te gusta el género, Outrage no ofrece nada más.
Alternativas: El próximo film sobre mafiosos más esperado es “Gangster Squad”, si bien recientemente pudimos comprobar cómo Jason Statham se enfrentaba en un film también violento, a las mafias china y rusa en “Safe”.