Jorge Iglesias Manzano nos ha facilitado esta entrevista realizada por Carmen Klecker, Jefa de Prensa de Delibrum Tremens, que pasamos a ofreceros para que conozcáis mejor su última obra, Ángelus, editada por Good Books Editorial.

Escondido a la vista, durante dos siglos, un secreto hasta ahora nunca desvelado

¿Cómo comienza la aventura de esta creación literaria? ¿Cómo fueron esas primeras horas ante este lienzo de papel en blanco?
Jorge Iglesias Manzano- Miraba despistado hace tres años un documental en televisión. Su nombre era “Las cajas españolas”. Un hecho tan increíble como el desalojo de 15.000 grandes obras de arte en mitad de nuestra guerra civil, al otro lado de nuestras fronteras, aparecía por primera vez ante mis ojos llenos de curiosidad. Una luz se encendió entonces dentro de mi cabeza. Me preguntaba cómo podíamos saber tantos años después que ese tesoro nos fue devuelto tal y cómo se marchó de aquí. A los pocos días comencé a documentarme.

Se dice que el mismo edificio que aloja hoy el Museo del Prado, también es una “falsificación”, una copia de otro. ¿Podría aclararnos este punto?
J.I.M.- Unos días atrás leía en internet una noticia inventada por los guionistas de “EL MUNDO TODAY” que relataba esa misma fechoría. Espero que no te estés refiriendo a esa genial broma.

“Ángelus”, comienza hacía la mitad de la trama, el punto de partida de la novela es el final de la Guerra Civil española ¿porque tiene así más tirón, aprovechando que es un tema siempre de actualidad candente?, ¿porque es un punto clave en la narración?
J.I.M.- He tratado de que Ángelus fuera una obra de estructura compleja para no saber dónde empieza, ni dónde acaba. Quién espere encontrar una sucesión de batallitas entre nuestros antepasados habrá de buscar otra obra. En realidad habla del mundo de hoy en día, de sus complejidades y de sus espejismos. El equipo creativo ha tratado de buscar una imagen retro para presentar la obra, pero ese es sólo uno de sus posibles envoltorios. Quizás pretendan sorprender al lector pillándole a contrapié como yo he buscado lograr también desde el primer momento poniendo chinas en los zapatos del que quiera desentrañar el misterio que propone la historia. Para su información hay más nazis alemanes y fascistas italianos que falangistas españoles en el inicio de la novela.

¿Quién es Bruno Almeida ese intrépido miembro de la Compañía de Jesús?, ¿cómo entra en contacto con los cuadros?
J.I.M.- Bruno es un hombre bueno. Traté de construir al típico profesor ideal que todos hemos tenido alguna vez, pero tiene debilidades, pasiones, tentaciones que le hacen dudar en todo momento de si lo que está haciendo es lo correcto. No creo que nadie pudiera salir ileso como él de todo a lo que le enfrenta. Yo mismo me habría vuelto loco antes de llegar a la mitad de su odisea.

Las modernas técnicas de detección de falsificaciones que se usan hoy en día, son otro de los elementos de la narración ¿conocía ya ese mundo del arte, de los mercados, subastas, fraudes? ¿Qué “vemos” hoy en día que hace un siglo no hubiéramos apreciado jamás?
J.I.M.- Conocía el tema a nivel usuario, como suele decirse de la ofimática en los currículums. Una de mis grandes coartadas a la hora de tender las trampas al lector consiste en hacerle ver las escenas de los años treinta en blanco y negro. A falta de color cualquier cuadro es más fácil de ser confundido con una copia, sobre todo si la copia es casi perfecta. La espectometría de masas, la ecografía e incluso la radiografía eran pura ciencia ficción en las técnicas de conservación pictórica de la Europa de entreguerras.

“Ángelus” ¿es una novela de intriga, de política, de arte, o una amalgama de todo ello?
J.I.M.- Es una novela de amor. De amor por el arte. Los protagonistas deben elegir en todo momento entre el ser y el deber ser, y eso lo complica todo tanto que pareces estar inmerso en una tragedia clásica. En realidad la técnica utilizada es muy parecida, aunque aún me quedan algunos años y algunos libros para tratar de imitar a Eurípides. En cualquier caso el destino como variable y la necesidad del héroe convierten a Ángelus en una especie de tragedia.

De verdad estamos ante uno de los mayores fraudes de la historia? ¿son falsos algunos, o todos los cuadros que se llevaron a Suiza durante nuestra contienda Civil?
J.I.M.- Cada bando tuvo su versión de lo acontecido con el tesoro artístico, como sucede con el resto de polémicas surgidas a causa del enfrentamiento bélico. Lo cierto es que los técnicos de la república hicieron una labor encomiable que no fue reconocida posteriormente por el régimen franquista. En Ángelus aparece un nuevo punto de vista que nadie hasta ahora había analizado, el de los propios artistas españoles, que son depositarios de la tradición cultural y que pretenden legarla a sus herederos creadores. Existe una leyenda urbana que dice que las obras más famosas del Prado descansan en los sótanos del edifico Villanueva para evitar que nadie atente contra ellas. No creo que sea así. Pese a que la trama ha tratado de asegurar como posible la reproducción exacta del aire de las Meninas en otro lienzo, jamás un falsificador podría reproducirlo hasta tal punto que no se diera cuenta nadie del engaño. Podemos estar tranquilos de que nuestro principal tesoro cultural, que nos convierte en una cultura irrepetible, es genuino…. O quizás no podemos estar tan seguros y habría en ese caso gente que no tendría segura su identidad cultural. Precisamente de esa duda habla Ángelus.

¿Y si contáramos con un medio de comunicación capaz de hacer una denuncia pública? Sería Jorge Iglesias un ariete contra las mentiras que encierran componendas económicas?
J.I.M.- No lo creo. Esta obra es un vehículo de entretenimiento. No busca crear polémica sino enseñar cosas que han pasado inadvertidas hasta ahora. Me ha divertido introducir en la historia real una trama que hubiera podido suceder de facto. Ha sido muy complicado situar a los personajes en lugares en los que sucedían cosas que están en todos los periódicos y que cualquiera va a poder buscar en internet a posteriori para comprobar, datos, fechas, e incluso horas y minutos exactos. Casi todo cuadra en Ángelus con el trascurso de los últimos ochenta años. Incluidas las escenas en las que Picasso, Dalí, Gala, o Joseph Avenol se mezclan con los personajes de ficción. Las escenas más complicadas de novelar han sido sin duda el incendio del edificio Windsor, la inauguración de la ampliación de Moneo y la elección de Joseph Ratzinger como Papa. Todo el mundo guarda aun en la retina esos momentos históricos.

¿Qué se pone en cuestión en “Ángelus”? ¿La autoridad del Gobierno republicano?, ¿algunas verdades sobre la Iglesia?, ¿el propio Estado Español?
J.I.M.- El valor real del arte. ¿Qué es una obra maestra en realidad, el contenido o el continente? La imagen de Los fusilamientos de la Moncloa resulta un icono a nivel mundial, como símbolo de los desastres de la guerra, pero, ¿qué es lo que realmente tiene valor, el propio cuadro o la imagen que Goya crea y que pasa a formar parte del imaginario colectivo de la raza humana? Esas preguntas las va a encontrar todo aquel que lea la novela y no le va a quedar más remedio que respondérselas a sí mismo.

En “Ángelus”, también están implicados arquitectos, cineastas… parece que el mundo de las Artes y de las construcciones públicas guarda “muertos” en sus armarios.
J.I.M.- Y tanto. Te decía que en ningún momento sabes cuándo empieza y cuándo acaba la historia. Los artistas dialogan entre ellos a menudo en conversaciones que se desarrollan con siglos de distancia entre las preguntas y sus posteriores respuestas. El mito que propone Millet en su famoso cuadro del XIX y que da nombre al libro ha sido desarrollado por otros artistas en el siglo XX. Sin embargo las respuestas finales se producen en el Siglo XXI por parte de otros artistas de distintas disciplinas a la pintura. Esto es real, no forma parte de mi inventiva sino que es completamente demostrable y eso he tratado de hacer. El día que vi en la pantalla de cine moverse a los personajes de Ángelus en una taquillera cinta casi lloro de emoción. He buscado por todos lados si alguien más se había dado cuenta de ese detalle del que hablo. Me temo que lo que he descubierto es toda una primicia mundial, y que hubiera dado a más de uno para escribir una tesis doctoral. Prefiero no desvelar nada más del asunto a los futuros lectores.

Ahora que contamos con un Papa Jesuita con clara visión de renovación y limpieza en la Iglesia ¿Bruno Almeida debería contarle lo que ha descubierto? Al fin y al cabo los jesuitas deben obediencia al Papa.
J.I.M.- Bruno ya hace lo que tiene que hacer. Las autoridades romanas están detrás de cada paso de nuestro protagonista. El día que el Papa Francisco asumió su pontificado una gran puerta se abrió para la continuidad en un futuro de las aventuras de nuestro héroe. Por supuesto que ellos dos, Bruno y Su Santidad, quiero decir, comparten muchos puntos de vista como jesuitas que son.

Entendiendo que las comparaciones nunca son buenas, pero sabiendo que habrá críticas que les encuentren similitud, ¿Estamos ante algo del estilo “El código Da Vinci”? o Jorge Iglesias no se anda por las ramas de las teorías y de verdad tiene en su poder la clave de un gran fraude. ¿Bruno Almeida teme poner al descubierto lo que ha averiguado?
J.I.M.- Esto no es un “código” a la española. Esa frase me suena (risas). Dan Brown ha vendido tantos libros y ha hecho que tanta gente que no leía tome un libro entre sus manos, que le admiro profundamente. Todos aquellos que han leído Ángelus han quedado más que satisfechos con la trama, diferenciando claramente el estilo, la temática y el resultado. Aquí lo esotérico es tangencial. Forma parte de la lírica formal, pero no hablamos de un hecho sobrehumano, sino de la historia de España y del resto del mundo. Bruno teme más que nada que la verdad salga a la luz pública y sacrifica todo lo que ama por esconder su gran secreto.

¿Es usted amante del arte y por ello le duele que se ande con tapujos ante hechos tan graves denunciados en su novela?, o ¿lo que le causa malestar es la mentira hacia el pueblo, siempre injustificable?
J.I.M.- Nada de dolor. Precisamente de esa polémica vive mi novela. Me ha divertido crear una nueva verdad que no existía a priori. Lo cierto es que he planteado en todo momento la redacción de Ángelus como un lector, y no como un escritor. Tenía una gran experiencia como lector cuando comencé, pero no sabía escribir. He tenido que convertirme en escritor sobre la marcha de este trasatlántico en que se ha ido transformando la historia. Reconozco que he sido muy osado con la temática y el alcance de lo que he propuesto al lector como realidad alternativa y mi miedo es no haber estado a la altura de la gran historia que se fue generando en mi cabeza. Mis agentes y mi editor han sabido calmar esos temores antes de lanzar casi setecientas páginas de imaginación al mercado. Las críticas podrán ser después despiadadas, pero yo he trabajado con toda mi buena voluntad.

¿Qué escenario de “Ángelus” resulta más tenebroso?, ¿por qué?
J.I.M.- La crisis económica, por supuesto. En su nombre todos hacemos cosas cada mañana que no haríamos de no estar en nuestros oídos y retinas las veinticuatro horas del día. Las intenciones verdaderas de los mafiosos chinos que asedian el poder económico occidental hacia el final de la trama no distan mucho de la realidad.

¿Dónde le gustaría presentar al público esta novela?, ¿en el Museo del Prado?
J.I.M.- Ya lo intenté. ¡Sólo espero que algún día se arrepientan de su error estratégico! (risas de nuevo).

Nota: Ángelus, de Jorge Iglesias Manzano, estará a la venta en librerías a partir del 24 de Septiembre de 2013.

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