Aprovechando el estreno de Skyfall en todo el mundo y el 50 aniversario de James Bond, nada mejor que otro agente de inteligencia experimentado y en activo para hablar del mítico 007 largo y tendido.
Desmontando a James Bond…o no.
Es curioso, durante décadas algunos medios y periodistas se han empeñado en desmontar el mito de James Bond, pero sigue tan vigente como el primer día que Ian Fleming lo creó o saltó a las pantallas de cine de la mano de Sean Connery. La razón es que es un personaje de enorme fuerza y vitalidad, es expeditivo, provocador, resiste las críticas, las alabanzas y siempre está dispuesto para la siguiente misión.
Su éxito es evidente: James Bond es el arquetipo de modelo masculino, es viril, guapo, inteligente, valiente, leal, tiene un trabajo de riesgo siempre apasionante, no hay mujer que se le resista y siempre consigue salir indemne. Todo ello aderezado con gotas de sarcasmo, aventura, romance y espionaje de alto nivel.
Es el personaje perfecto para gustar a hombres y mujeres. Ha evolucionado y sabido adaptarse a los tiempos y conectar con públicos muy diversos.
Una de las claves de su éxito es que es un personaje muy bien trazado en los libros en los que está basado y en los guiones en los que ha tenido desarrollo. Ese trasfondo literario, muy elaborado, ha hecho más grande y completo a James Bond.
A menudo se plantea si lo que hace Bond es real y es reflejo de los agentes reales. Déjeme decirle que un grave error es generalizar. No se puede retratar al espía como un personaje que hace un trabajo tan concreto. Hay muchos tipos de espías. Muchos de ellos no se parecen en nada a Bond, pero desde luego también los hay que conducen coches de lujo, se alojan en hoteles maravillosos de más lujo aún, y a quienes los acompañan mujeres guapísimas (lo ha acertado…de lujo) con las que un ciudadano corriente sólo sueña. Eso, por supuesto, también existe. No es lo habitual, pero el espía de alto nivel sí encaja en ese perfil. Sólo una pequeña decepción para los fans de Bond. Ese modelo de espía normalmente no es inglés sino norteamericano, tanto por medios, presupuesto, tecnología y tipo de misiones. Es lo que hay, qué quiere que le diga.
De todas formas, lo habitual es que el espía sea un tipo que no llama la atención ni aunque lo tenga delante de sus narices, haciendo cosas muy normales, con un coche normal, chicas normales, hoteles normales y… eso sí, llevando una vida nada normal.
¿Cómo sería el espía perfecto?
Sin duda James Bond es una imagen idealizada del espía perfecto. La realidad es que un espía perfecto no necesita tener su personalidad magnética ni su sex appeal, sirve que sea extraordinariamente bueno en alguna de sus áreas de especialidad: informática, análisis de información, operaciones encubiertas, infiltración en territorio enemigo, organización de equipos humanos, análisis de imágenes por satélite, lingüista, experto en tecnología, negociador empresarial…Ni siquiera es necesario que sea atractivo, pero sí que tenga un nivel de preparación física y mental muy avanzado.
El espía perfecto hoy puede ser un hombre….o una mujer, de cualquier raza o nacionalidad, capaz de mimetizarse con el entorno y no llamar la atención, o mostrarse abiertamente y aún así desarrollar su trabajo sin problemas. El espía perfecto es valiente hasta límites increíbles, creativo, sorprendente y con una capacidad impresionante para improvisar, planear, decidir, analizar, concluir, actuar…y también capaz de hacer lo que sea necesario para cumplir una misión. Lo que sea.
Los siete tópicos del Espía
Es guapo/a; alto/a; anglosajón; domina le tecnología; se pasa la vida viajando; no da abasto con las/os amantes; tiene una mente enrevesada.
Por supuesto muchos encajan y cumplen con los tópicos o con algunos de ellos, pero el espectro del espía abarca mucho más. Sí hay algunos tópicos que siempre se cumplen: son inteligentes, muy patriotas y unas máquinas de hacer un trabajo que pocos pueden hacer.
También los tópicos tipo Bond concernientes a los coches, los gadgets tecnológicos, las chicas y los relojes. Y es que, no nos engañemos, un buen espía disfruta con todo esto, que es la salsa de la profesión. Y añadiría dos elementos más: viajes exóticos y aventuras. Esto es así porque muchas misiones tienen lugar en países de lo más variopinto. Este es otro de los aciertos de la saga de Bond, ambientar perfectamente lo que sucede en escenarios naturales y sugerentes.
Tampoco hay que olvidar la faceta femenina de espía, al haberse incorporado tantas en los últimos tiempos, ahora hay que sumar a los romances también chicos y a los relojes y vehículos masculinos, perfume caro y lencería sexy y de calidad.
Sin duda el panorama se enriquece con esto y se hace más estimulante.
¿Cómo ha evolucionado James Bond?
Bien, aunque muchos se empeñan en verlo como anacrónico, lo cierto es que representa un modelo de masculinidad clásico y a la vez muy actual, por eso no pasa de moda. Se mantiene fiel a sí mismo, es seguro y sabe lo que quiere. Muchos espías de hoy son exactamente así, quizá con menos obsesión por la imagen y la ropa. Los rasgos que lo han humanizado recientemente, ampliando su registro psicológico y sentimental, pero haciéndolo también más oscuro, añaden mayor atractivo y realismo, lo que augura una larga vida a Bond, James Bond.
Quizá haya gente que lo vea fuera de época porque preferirían a alguien más en línea con lo que nos venden los medios ahora, pero su valor consiste también precisamente en mantener una personalidad bien definida, guste o no, fiel a sí mismo y que refleja una forma de ser inequívoca. Bond ha sabido mantenerse actual sin perder la esencia de un personaje masculino, sin concesiones a ciertos gustos modernos por personajes más blanditos, cool y desorientados en su identidad. La aportación de Bond es mantenerse íntegro y no renunciar a sus características originales, aunque con alguna pequeña dosis más de sentimentalismo o concesiones a la mujer moderna. Ya sabe, la taquilla es la taquilla. Con todo y eso, el Bond que recrea Daniel Craig se acerca enormemente al espía actual, implacable, directo y sin concesiones.
Además, su implicación en los asuntos de actualidad, lo convierten en un referente inevitable y que siempre participa en temas de interés.
Los espías, los agentes de hoy, se diferencian de Bond en que también soportan el peso del desarrollo de su propia vida privada: problemas familiares, económicos, desafíos profesionales, presiones laborales, estrés post-traumático en el caso de los que han intervenido en guerras recientes… Bond no se sale de su fórmula, los espías de hoy juegan con más elementos.
También los hay que dejan el patriotismo a un lado para abrazar la corrupción o planteamiento de vida más relajados, más cínicos, más desenfadados en su vestir, menos habilidosos con la tecnología… Más duros de lo que Bond haya sido nunca en algunas situaciones, aunque Craig se acerca.
Por cierto, hablando de todo un poco, para conocer a los espías o los agentes actuales, les sugiero leer algunas de mis novelas, como “El agente protegido”, “Tierra de sueños” o “Lobo gris”. En ellas encontrará los perfiles de los modernos James Bond, agentes reales, de carne y hueso, que viven historias reales y contemporáneas.
Pueden leer más acerca de esto en mi web. En estos enlaces pueden informarse sobre los argumentos de las novelas:
http://www.jamesnava.com/novelas/
Y aquí pueden leer reseñas y comentarios publicados:
http://www.jamesnava.com/2011/06/13/el-agente-protegido-comentarios-de-lectores/
http://www.jamesnava.com/2012/10/09/tierra-de-suenos-resenas-literarias-y-comentarios-de-lectores/
http://www.jamesnava.com/2009/11/19/comentarios-de-los-lectores-sobre-lobo-gris/
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