Si echamos un vistazo a la filmografía de Kevin Smith llegamos a la conclusión de que se trata de una carrera clasificable como heterogénea. Sus comienzos con “Clerks” y “Mallrats” sirvieron para asentar los pilares de un nuevo cine que gusta a mucha gente (yo diría que el cine de una generación) pero que pocos son capaces de hacer. Y una vez conseguido el crédito por parte tanto de crítica como de público, Kevin Smith ya podía hacer lo que quisiese: rodó “Persiguiendo a Amy”, “Dogma”, “Jay y Bob el Silencioso contraatacan”…hasta que con “Jersey Girl” llegó el pufo al intentar meterse en el mundo de las comedias románticas pasteleras. Y a partir de ese momento la zozobra con otros títulos como “Clerks II” o “Vaya par de polis”.
Pero “Red State” puede suponer un nuevo punto de inflexión en la carrera de Kevin Smith, a base de atacar a todo lo que se mueve en la sociedad actual y tenga la consideración de radicalismo. Como abanderado del término aristotélico de “la virtud está en el término medio”, Smith aprovecha para atizar con la fusta a la ligereza moral que supone Internet en algunas de las posibilidades que ofrece y el libertinaje que lleva aparejado. Puede que tener acceso a contenidos sexuales por parte de adolescentes se considere “virtud”, pero ir más allá tiene sus consecuencias.
Del mismo modo “Red State” supone un ataque directo a los radicalismos en el ámbito de la religión: ¿cómo es posible que las ideas de una sola persona arraiguen de una manera tan profunda en la sociedad, aunque dichas ideas supongan conductas totalmente contrarias a lo que se pretende defender? Y aprovecha la circunstancia para arremeter contra la tenencia de armas (tema de moda en la actualidad por los recientes acontecimientos ocurridos en Connecticut) para defender unos ideales que propagan el amor entre todos los seres humanos. Incomprensible. Es un paralelismo con lo ocurrido en Waco con los davidianos, la rama de los Adventistas del Séptimo Día que propugnaban la llegada del Apocalipsis y como temían todo aquello que les rodeaba se armaron hasta los dientes e hicieron que pasase lo que pasó: más de setenta muertos por la irracionalidad de unas ideas religiosas que acabaron con la vida de muchos niños ajenos a la locura de los adultos que el destino puso en su vida.
Y también reparte en el ámbito burócrata: ¿cómo es posible que se lleven a cabo actuaciones que afectan a la vida de las personas por parte de gente que está detrás de un escritorio y no conocen la situación sobre el terreno? ¿Por qué se permite el armamento masivo de gente a la que se investiga por sus ideas y no se hace nada al respecto?
El argumento es sencillo: tres adolescentes conocen a una madurita en una página de contactos y acuden a su llamamiento para montárselo con ella. Pero no todo es tan idílico como parece: los tres despiertan en una iglesia atados y listos para ser sacrificados para salvar al mundo del apocalipsis. Al mismo tiempo, una agencia gubernamental investiga a los miembros de la iglesia…
En definitiva, Kevin Smith se pone los guantes de boxeo y reparte a diestro y siniestro sin dejar títere con cabeza, mezclando comedia, drama y terror, lo que hace que al final ocurra como esas cajas en las que de pequeños guardábamos los juguetes: hay tal revoltijo entre coches, muñecos, construcciones, y restos de juegos que al final cada cosa por separado acaba perdiendo su esencia.
Valoración: 6/10
Lo mejor: El momento de las campanas celestiales
Lo peor: Que el barullo de géneros pueda hacer confundir la denuncia que conlleva el conjunto
Alternativas: Ver algún documental sobre lo que ocurrió en Waco en 1993 con la secta de los davidianos.
Manuel Millán
http://esanolahevisto.blogspot.com.es/
[…] Red State – Leer Crítica […]