La Chip Music es un subgénero musical enmarcado en la electrónica con la particularidad de que se crea ritmo y sonidos a través de videoconsolas y ordenadores capaces de reproducir un máximo de 8 bits. Se trata de un fenómeno musical al que muchos achacan también significado cultural, social, económico y político. El director valenciano Javier Polo nos acerca a la chiptune scene europea con el documental Europe in 8 bits.
El documental que se nos propone ha ganado nada menos que el premio VOD de VIMEO, entregado a películas y documentales novedosos a los cuales se les otorga un mes exclusivo en campaña mundial.
¿Tiene motivos para recibir este honroso premio? Vamos a ponernos en situación para responder a esta pregunta.
El que escribe ha vivido de lleno la eclosión de las videoconsolas. Una GameBoy era lo equivalente a salir actualmente con los Pokemon o los Gormiti si hablamos de infantes de menor edad. De forma paralela, Europa vivió entre los 80 y los 90 una revolución musical con la consideración de la música electrónica como fenómeno de entretenimiento, para hoy en día ser considerado todo un género musical con ámbitos comerciales a nivel mundial (no por nada Ibiza recibe ingentes cantidades de turistas cada año).
Si juntamos ambos mundos y vemos que de las consolas consideradas ahora obsoletas pueden ser la mejor herramienta para conciertos en vivo, denominados demoscenes, es imposible que Europe in 8 bits te sea indiferente. Más aún cuando Polo escoge una estrategia de fusión entre videoclip, sesiones en vivo y declaraciones de los artistas contemporáneos más famosos en este estilo. Europe in 8 bits me entretuvo y me gustó, no lo puedo negar. Y lo que es más importante, me hizo pensar después de su visionado, algo que todo proyecto artístico tiene como objetivo, en este caso para el espectador.
En Europe in 8 bits encontraremos la participación de artistas de renombre internacional en este mundillo como XYCE, OMINO LEGO, MEN OF MEGA y muchos más. Nos darán su propia visión de este fenómeno cultural y asistiremos ante una llamada de intención conjunta para ver la Chip Music con ciertos aires revolucionarios y antisistema o, al menos, anticapitalistas.
Dos profesionales de sociología y psiquiatría avalarán o condenarán esta conducta en función de principios teóricos de por qué quienes crecimos a finales de siglo XX hemos creado este tipo de música, alejado del sector comercial e ininteligible para muchos.
Dejando de lado este debate que podría no tener nunca fin, el documental se enfrasca en el apartado técnico de cómo se crea esta música y, realmente, el interés sube exponencialmente para cualquier espectador que tenga un corazón que le lata… aunque sea un poquito.
«Europe in 8 bits me entretuvo y me gustó, no lo puedo negar. Y lo que es más importante, me hizo pensar después de su visionado»
Compaginan muchas declaraciones de artistas musicales los trozos de videoclips y conciertos en vivo, en los que constatamos de primera mano que estos DJ, productores y realizadores pueden llegar a sentir cada tono digital que se transmite por estas consolas cortocircuitadas. El montaje posee el ritmo y la fuerza de estas sesiones, lo que asegura una expectación constante.
¿Cómo una Game Boy consigue crear melodías imparables? ¿Qué hace de un Commodore 64 la mejor mesa de mezclas? ¿Cómo es que este fenómeno se originó en los cracks de juegos primitivos? Os animamos a descubrirlo con Europe in 8 bits. Mientras tanto, os dejamos con algunas sesiones de las que están disponibles en su web oficial.